En aquel entonces, el obstetra y ginecólogo que la atendió confirmó que el bebé había sido abortado con éxito.
Sin embargo, ella pasó una década y media sufriendo dolor abdominal y decidió visitar a varios médicos, que solo le dieron analgésicos y pastillas para la acidez.
Y durante los últimos tres años, ella había estado vomitando continuamente, levantando alarma.
Luego fue a ver a un especialista que descubrió el raro hallazgo y quien realizó una operación de dos horas para extirpar al “bebé de piedra completamente desarrollado” tal como lo describió un médico.