Robert Pattinson dio su primer salto a la fama juvenil cuando interpretó a Cedric Diggory en la saga Harry Potter. Pero el papel que lo catapultó como ídolo adolescente vino con otra saga literaria, “Twilight” (Crepúsculo).
Durante las cinco entregas que adaptaron las novelas de Stephenie Meyer a la gran pantalla, Pattinson se puso en la vampírica piel de Edward Cullen, el protagonista e ídolo “teen” del momento.
Tras varios papeles maduros en los que ha llegado a encarnar incluso al pintor española Salvador Dalí (“Little Ashes”, 2009) o a lograr el premio a mejor actor en el Festival de Cine de Strasburgo (Francia) con “How to Be” (2008), llega a los cines en el filme “Good Time” y tanto los medios como las redes hablan del renacer del actor.
Un gran cambio
El actor londinense se encargó de trabajar con realizadores de renombre, como David Cronenberg (“Cosmópolis”, “Polvo de estrellas”), David Michôd (“El cazador”), Werner Herzog (“Queen of the Desert”) y James Gray (“Z: La ciudad perdid”): todo lo llevó a este momento, en el que el actor ha ganado aplausos y reconocimiento gracias a su papel en “Viviendo al límite”, de dos referentes del cine americano independiente, los hermanos Safdie, en la que el actor se ha metido en la piel de Connie, uno de sus papeles más complejos y maduros, y el mejor trabajo de su carrera.
El propio actor definió al personaje como “alguien amoral que no se interesa por nadie hasta que se ve entre la espada y la pared y se ve forzado a interesarse en algo, lo que supone una situación nueva para él”, durante una rueda de prensa en el Festival de Cannes, donde competía el filme que algunos críticos han osado llamar “la nueva ‘Taxi Driver’”.
Pattinson comentó que durante el rodaje intentó desaparecer en el equipo, convertirse “en un fantasma”, dejar la fama y el nombre y “pasar a ser Connie, no interpretarlo”, un trabajo por el que algunos lo compararon a Pacino y Oldman, mientras a su alrededor crecen los rumores de una nominación a los Premios de la Academia.