La actividad humana está haciendo que muchos mamíferos en todo el mundo estén más activos durante la noche cuando tienen menos posibilidades de encontrarse con personas, según indica un estudio que publica hoy Science.
Ese cambio de comportamiento para evitar el contacto con las personas y evitar así riesgos puede tener “efectos profundos en la fisiología y la salud de los animales, afectando la demografía y alterando las cadenas alimentarias”, indica la publicación.
Un equipo de la estadounidense Universidad de California-Berkeley dirigido por Kaitlyn Gaynor realizó un análisis a gran escala de 76 estudios de 62 especies procedentes de todos los continentes para entender mejor el impacto de los humanos en los patrones de actividad diaria de los mamíferos.
Dichos estudios siguieron la actividad animal empleando sistemas como el GPS o cámaras activadas por movimiento y los expertos usaron los datos para comparar la actividad nocturna de cada especie durante los periodos con mayor y menor actividad “molesta” humana (caza, senderismo o agricultura, entre otras actividades).
Los datos señalan que, en general, los altos niveles de molestia humana provocaron que la actividad nocturna de los mamíferos aumentara en un factor de 1,36.
Los autores indicaron que el lado positivo de este cambio de comportamiento en los mamíferos es que puede ayudar a que personas y animales coexistan.
Sin embargo, dichos cambios también pueden suponer “costes sustanciales” en la aptitud física de algunos animales individuales incitándoles adoptar comportamientos para evitar a los predadores a costa de aspectos como la reproducción.
“Con el tiempo, las molestias a largo plazo pueden traducirse en menor salud, menor supervivencia juvenil o una tasas de reproducción más bajas, con las consecuencias negativas a nivel de población” de esas especies, indica en un artículo que acompaña al estudio Ana Benítez-López de la Universidad holandesa de Radboud. EFE