Una madre ha revelado la razón por la que decidió no ducharse durante 30 días después de dar a luz, ya que afirma que le ayudó a vincularse con su hijo.
Terry Loong, de 40 años, optó por lo que se conoce como confinamiento posparto, una práctica que según ella es común en la cultura asiática, donde una nueva madre no sale de la casa, recibe visitas o, en algunos casos, se baña durante un mes después del parto.
El pensamiento detrás de esto es que ayuda a proteger a la madre y al bebé de las infecciones, le da a la madre la oportunidad de recuperarse y recargarse, y permite el tiempo de vinculación ininterrumpido.
Loong admitió que “olía a fluidos corporales”, pero dijo que no le importaba y que valía la pena.
Ella cree que ayudó a su vínculo con el pequeño Matthew, sin distracciones, mientras le daba a su cuerpo el descanso que necesitaba.