Aunque ser minuciosos en lo que hacemos se suele considerar una virtud, lo cierto es que el perfeccionismo puede convertirse en un arma de doble filo. Estudios recientes sugieren que los costes de este rasgo de la personalidad superan a sus beneficios. Esto son cuatro inconvenientes científicamente probados de ser perfeccionistas.
1. Adicción al trabajo. Hace poco, investigadores de la Universidad de Kent demostraron que ser perfeccionista y tener una alta motivación hacia el trabajo nos predispone a ser trabajólicos, es decir, adictos al trabajo. Tal y como exponían Joachim Stoeber y sus colegas en Personality and Individual Differences, esto explicaría por qué algunas personas tienden a trabajar siempre en exceso y compulsivamente, algo que se ve favorecido cuando los individuos establecen normas demasiado exigentes para sí mismos.
2. Descenso de la productividad. Según un estudio publicado en Canadian Journal of Behavioural Science, los investigadores excesivamente perfeccionistas son menos productivos académicamente, ya que publican menos artículos y estos, además, tienen un menor impacto. Esto implica que la obsesión por la excelencia puede tener el efecto opuesto al deseado.
3. Comer compulsivamente. Simon Sherry y sus colegas de la Universidad Dalhousie (Canadá) han llegado a la conclusión de que las personas demasiado perfeccionistas están más predispuestas a padecer el trastorno alimentario compulsivo o “trastorno del atracón”, menos conocido que la anorexia y la bulimia pero bastante común. Lo más característico de esta patología es que se producen episodios de ingesta excesiva de alimentos. Antes y después de estos atracones hay un estado emocional negativo, donde predominan la ansiedad elevada o el estrés. Y según los autores, ocurre en las personas perfeccionistas porque sienten la necesidad de “escapar” de una realidad que les frutra por no haber alcanzado sus objetivos.
4. Depresión. Un trabajo canadiense del que se hacía eco Nursing Research and Practice indicaba que dado que implica un nivel de autoexigencia difícil de satisfacer, el perfeccionismo causa estrés emocional y nos hace más vulnerables a la depresión. “El perfeccionismo no es una actitud saludable”, concluían los autores.
Autor: Elena Sanz