Alemania obtuvo el jueves el derecho para organizar la Eurocopa de fútbol en 2024 al vencer a Turquía tras una campaña marcada con tintes políticos.
Después del exitoso Mundial que albergó en 2006, Alemania era amplia favorita y ganó 12-4 en la votación del comité ejecutivo de la UEFA. Se produjo una abstención.
Turquía salió derrotada por cuarta vez en un intento por conseguir la sede del máximo torneo de selecciones de Europa. También perdió cuando presentó candidaturas para los torneos de 2008, 2012 y 2016. Esta fue la primera vez en la que UEFA incluyó la situación de los derechos humanos como parte del proceso.
“Cada decisión democrática es la decisión correcta”, declaró el presidente de la UEFA Aleksander Ceferin, considerado como un cercano aliado del presidente de la federación alemana Reinhard Grindel como colegas europeos en el Consejo de la FIFA.
La UEFA depende de la Eurocopa para el financiamiento de sus 55 federaciones miembro. Los ingresos de la primera edición con 24 equipos, con Francia como anfitriona en 2016, alcanzaron casi los 2.000 millones de euros (2.035 millones de dólares).
Alemania tendrá una oferta mayor de entradas para vender que la Euro 2016, aproximadamente 400.000 más. También ofrecía 300.000 asientos que la candidatura de Turquía.
Los votantes de la UEFA recibieron un informe confidencial con los estimados de ingresos de cada candidatura.
“Ellos (Turquía) fueron derrotados por una candidatura relativamente superior”, dijo David Gill, el vicepresidente de la UEFA a cargo de la comisión de finanzas de la entidad.
Alemania contempla usar 10 estadios para el torneo de 51 partidos, con la final prevista en Berlín o Múnich.
Turquía propuso su mejor candidatura, con respaldo al gobierno, al tener listos ocho de los 10 estadios, todos bajo propiedad del ministerio de deportes. Pero se anticipaba que iba a tener dificultades en una votación en la que se incluyó la situación de los derechos humanos en el país.
El gobierno del presidente Recep Tayyip Erdogan es cada vez más autoritario y el informe de la UEFA sobre las candidaturas que se difundió la semana pasada resaltó que Turquía no abordó el tema de los derechos humanos.
Otro factor en contra fue la crisis de la lira, la divisa del país que perdió casi la mitad de su valor frente al euro, la moneda con la que opera la UEFA, durante el último año.
Alemania aspira repetir el éxito del Mundial de 2006, en el que la actuación de la selección nacional motivó a los alemanes a expresar un renovado orgullo en su identidad nacional y los símbolos patrios más de una década después de la reunificación con Alemania Oriental.
“Desde luego que será una gran motivación para las nuevas generaciones de jugadores y para los niños”, dijo el técnico de Alemania Joachim Loew, el auxiliar de Juergen Klinsmann en 2006.
Alemania Occidental fue sede del torneo en 1988, un año antes de la caída del Muro de Berlín.
Obtener la sede fue una buena noticia para la federación alemana y su presidente tras cuatro tormentosos meses por la tensa situación con los seleccionados Mesut Ozil e Ilkay Gundogan, ambos de origen turco, y un decepcionante resultado en el Mundial de Rusia como campeones vigentes.
Ozil y Gundogan posaron para fotos con Erdogan en Londres en mayo. Ozil, volante del Arsenal inglés, quedó como el chivo expiatorio de la eliminación en la primera ronda.
Los responsables de la candidatura de Turquía se retiraron de inmediato de la sede de la UEFA, sin dar declaraciones a la prensa internacional. El consuelo es que el mismo panel de la UEFA decidió en mayo en darle la sede de la final de la Liga de Campeones de 2020 en el estadio Ataturk en Estambul.