Blockbuster era el lugar en donde podías rentar tus películas y juegos favoritos, desde una noche, hasta una semana completa. Eran tantas las opciones en su momento, que podías pasar incluso una hora buscando esa película que llevarías a casa. Los estrenos más recientes eran lo más solicitado, siempre esperando a que alguna persona regresara una cinta para poder tomarla. En la Ciudad de Guatemala existían diferentes tiendas.
Que buenos tiempos aquellos.
Este es un sonido típico de los años ochenta, el ruido de la cinta de VHS rebobinando. Otro sonido que tenía que venir acompañado de paciencia por ver la película. Y sobre todo era también símbolo de economía, recordemos que en los videoclubs había una tarifa de penalización por no regresar las películas rebobinadas.
Meterte por las secciones de terror, de comedia o de acción era una de las experiencias maravillosas de esos años.
Tenías membresía y te sentías el rey del mundo y cuidado si devolvías la película sin rebobinar porque te cobraban multa.
Gracias a esa cultura de alquilar pelis con mi papá, conocí a personajes como Chuck Norris o Michael Dudikoff, y también que cualquier película con el nombre de “ninja” en alguna parte de su título, hacen que ésta gane enteros: “Cyborg Ninja“, “Ninja Apocalypse“… Así que si existe una cinta llamada “Ninja Ninja”, tiene que ser la doble de acción y de chinos.
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