Este acontecimiento nos marcará un antes y un después. La Catedral mereció estar ahí, siempre. Se edificó entre los años 1143 y 1365. Sobrevivió su estructura a un gran incendio en 1871. En su interior se coronó emperador Napoleón Bonaparte, se beatificó a Juana de Arco, y Juan Pablo II ofició misa en el templo más emblemático de Europa. Chrétien de Troyes escribió la ficción épica que da pie a números relatos y leyendas; “Perceval o el Cuento del Grial” y que fue publicado a los pocos años de iniciada la edificación de la Catedral de Notre Dame construido por los primeros masones.
Entre otras cosas, ahí se encuentran las tres reliquias más preciosas de la Pasión de Nuestro Señor: un fragmento de la Cruz del Calvario, uno de los clavos con los que Jesús fue crucificado y la corona de espinas.
Curiosamente sucede en Semana Santa.