Para muchos guatemaltecos este 5 de septiembre de 2018 es un día normal.
Sin embargo la fecha es un recuerdo sombrío de nuestro conflicto armado que durante 36 años tuvo a nuestra Guatemala de rodillas.
Las escenas de aquel viernes 5 de septiembre son espantosas. Las víctimas fueron 6 adultos y 1 niño. Había partes humanas esparcidas por todas partes, los vitrales hermosos del Palacio Nacional fueron dañados severamente. Esto fue resultado de la detonación de dos bombas puestas por el Ejército Guerrillero de los Pobres y del Partido Guatemalteco del Trabajo (PGT) frente al Palacio Nacional con la intención de disuadir al pueblo guatemalteco de asistir a una manifestación de apoyo al gobierno del general Lucas García que estaba planificada para el domingo 7 de septiembre en el Parque Central.
El atentado fue ejecutado en dos partes: primero, por la noche, la guerrilla depositó una pequeña carga explosiva en el tragante ubicado en el Parque Central, en la esquina de la 6a. calle y 6a. avenida de la zona 1, frente a la esquina donde se localizaba el despacho presidencial dentro del Palacio Nacional. Por la mañana, la guerrilla estacionó un vehículo sobre ese tragante, el cual tenía en su interior una carga mucho mayor; a las 9:35 am detonaron la pequeña carga explosiva, la cual a su vez hizo estallar a la que estaba dentro del vehículo dejando esparcidos tras ser mutilados, los cuerpos de varios civiles, cuyos restos humanos fueron lanzados en un radio mayor a los 70 metros.
A los cinco minutos de haberse producido la explosión se originó el incendio de siete vehículos.
Las imágenes archivadas muestran evidencias cargadas de terror: cadáveres decapitados colgados de las piernas entre los hierros retorcidos de vehículos deshechos, cuerpos informes entre vidrios y fragmentos de ramas de árboles, el dramático auxilio de los heridos algunos de suma gravedad como un hombre que perdió completamente la pierna izquierda desde el muslo que sólo era jirones de piel.
Información: Wikipedia
Fotografías: Periodista Luis Figueroa