¿Es usted de las personas que no inician su día sino bebe una taza de café? Si es así, siga leyendo:
Según una investigación realizada por La Vanguardia, existe una relación de causa-efecto entre la ingesta de cafeína y una mejora en la atención y los niveles de alerta en actividades.
¿Cuáles son sus efectos?
Diversos estudios han concluido que, en dosis controladas, estimula el rendimiento mental, y también nos ayuda a estar más despiertos en situaciones de falta de sueño, como a la hora de conducir de noche o de llevar a cabo trabajos nocturnos.
¿Puede tener la cafeína efectos secundarios negativos a largo plazo?
La cafeína es un estimulante del sistema nervioso central que, al consumirla, pasa rápidamente al cerebro.
Sus efectos se perciben a partir de los 15 minutos tras la ingesta y duran hasta seis horas.
En ocasiones la cafeína no solo despierta a las personas, sino que causa una oleada repentina de placer. Esto se explica debido a que también el neurotransmisor del placer, la dopamina, está involucrado en el proceso porque sus receptores están vinculados a algunos receptores de adenosina. Cuando la cafeína alcanza a estas neuronas, activa y desata la dopamina, manteniendo bloqueada la adenosina.
Estos efectos pueden llegar a producir consecuencias negativas, como el aumento en la frecuencia cardíaca, la presión arterial, la micción o la diarrea, y, lo que más nos suele preocupar a todos, contribuir al insomnio y a la ansiedad. El problema no es el consumo diario, sino la dependencia.
El problema del café no es tomarlo cada mañana o después de comer, sino volverse adicto a él. Aunque la EFSA asegura que el consumo diario de cafeína hasta 400 miligramos (el equivalente a cuatro tazas) es seguro para la salud, genera dependencia y es complicado, tras pasar por un período de consumo elevado (como puede ser la época de exámenes o de mucha carga de trabajo), volver a la normalidad. Además, nos obligamos a aumentar las dosis para provocar los mismos efectos.
Fuente: La Vanguardia.