El último ensayo nuclear norcoreano se ha producido según un guión ya muy habitual de crecientes provocaciones, seguidas de furiosas críticas a los ejercicios militares anuales conjuntos entre Corea del sur y Estados Unidos.
Hace 12 días, Washington consideraba que Corea del Norte mostraba “moderación”, por lo que no descartaba un posible diálogo. Pero desde entonces, el régimen comunista ha lanzado tres misiles de corto alcance, enviado un proyectil por encima de Japón y hecho explotar lo que parece ser una bomba H.
“El ensayo de la bomba de hidrógeno fue un éxito perfecto”, afirmó una presentadora de la televisión pública norcoreana, tras este sexto ensayo nuclear del país.
Algunos medios occidentales suelen calificar a los dirigentes norcoreanos de irracionales, o incluso de locos. Pero los especialistas consideran que el régimen de Pyongyang exhibe refinadas capacidades de ritmo y oportunismo para darle un mayor realce a sus acciones.
El ensayo de este domingo estuvo precedido en julio por dos lanzamientos de misiles balísticos intercontinentales (ICBM), que parecen colocar a parte del continente estadounidense al alcance de las armas de Pyongyang.
Como reacción, el presidente Donald Trump amenazó con desencadenar “el fuego y la cólera” contra el Norte, que osó anunciar un proyecto de lanzamiento de misiles contra el territorio estadounidense de (la isla de) Guam, en el Pacífico.
El líder norcoreano Kim Jong-Un hizo luego saber que este plan quedaba entre paréntesis, pero advirtió que podría ser reactivado si así lo exigía el comportamiento de Estados Unidos.
– ‘Leña al fuego’-
La tensión volvió a elevarse el 21 de agosto, con el inicio de los ejercicios militares anuales llamados “Ulchi Freedom Guardian”, en los que participaron decenas de miles de soldados surcoreanos y estadounidenses.
El Norte considera estas maniobras como la preparación de una invasión, y advirtió a Washington que echaba “leña al fuego” si las mantenía.
El 26 de agosto, Pyongyang llevó a cabo tres disparos relativamente anodinos de misiles de corto alcance.
Tres días después, lanzó por encima de Japón un misil de alcance intermedio, un gesto mucho más provocador que causó estupor en Japón y en toda la región.
Finalmente, el Norte anunció este domingo su ensayo de bomba H al publicar fotos de Kim Jong-Un inspeccionando “una bomba termonuclear” susceptible de ser montada en un ICBM.
Más de 60 años después del fin de la guerra de Corea (1950-1953), Corea del Norte -un país pobre- se sirve de la supuesta amenaza que representa Estados Unidos para justificar su programa de armas nucleares.
Los ejercicios anuales conjuntos no dejan de generar un aumento de las tensiones. El quinto ensayo nuclear norcoreano, el 9 de septiembre de 2016, también se produjo después de unas maniobras conjuntas entre el Sur y EEUU.
China, por su lado, acusada por Trump de no hacer lo suficiente para frenar las ambiciones militares de su vecino y aliado, aboga por un compromiso: que cesen las pruebas nucleares norcoreanas a cambio del fin de estos ejercicios, lo que categóricamente rechazan Seúl y Washington.
Corea del Norte aplica un guión ya conocido, pero queda abierta la incertidumbre sobre la reacción del presidente estadounidense.
El entorno de Trump defiende opciones diplomáticas, pero el propio presidente afirmó varias veces que no descarta la solución militar para acabar con los programas nuclear y balístico norcoreanos.