Antes el salir a hacer mandados significaba pasar casi todo el día entre la zona 1, 4 o 9 y subirse de una camioneta a otra. Ir con mamá por toda la sexta avenida era casi un ritual obligado de hacer. El tener carro hace 30 años, era todavía visto como un lujo y no tanto como una necesidad.
Y para ello el transporte urbano ofrecía ciertas opciones. Una de ellas era la cadena de buses Microtax. Surgió ante las dificultades de comunicación que enfrentaban los vecinos de la colonia Justo Rufino Barrios (donde residía la mayoría de sus socios). Además, el servicio fue extendido a otras colonias, como Bethania y Primero de Julio.
Un grupo de vecinos decidió organizarse y adquirir inicialmente treinta unidades de diversas marcas para cubrir el recorrido de dicha colonia, pasando por la avenida de Petapa y la avenida Bolívar, hasta llegar al estacionamiento, situado en la 18 calle y 6a. avenida de la zona 1.
La camioneta 7 iba para la Bolivar, Periferico, Terminal y Univerisad. Más adelante surge la 70, 72, 71 y 76 respectivamente.
La 46 pasaba por la roosevel la cual después se numero como 40R.
En cuanto a los microbuses, Microtax fueron quienes promovieron el uso del “ruletero”, llamados así por las vueltas que hacían, es decir, las veces que salían del punto 0 o parada principal hacia la 18 calle y de regreso. Los vehículos eran marca Toyota de la línea Hiace, como microbusitos.
A principios de los ochentas decidieron normarlos. Los dueños de los microbuses explicaron que se vieron engañados. Trascendió en la municipalidad que la oficina a la que se refirieron los microbuseros era otra sección que dentro de poco operaría anexa a la sección de servicios públicos y esto provoco una serie de trabas que con el tiempo se vio reflejado en el servicio al usuario y los ruleteros poco a poco fueron desapareciendo.
Un medio de transporte que debemos recordar, viviendo en este país llamado Guatemala.