Ousmane Dembélé celebró ante el Leganés (3-1) su partido número 50 con el Barcelona culminando una brillante actuación en la que solo una lesión en el tobillo izquierdo empañó el gol y el desequilibrio del francés.
Cuestionado dentro y fuera del vestuario en el primer tramo de la temporada por sus retrasos en los entrenamientos, el ’11’ se ha redimido en el césped, y la afición del Camp Nou empieza a valorar su transcendencia en el juego.
“El jugador es el que trabaja, el que está ahí, lo que le sale a él en el campo es mérito suyo, es su trabajo”, destacó el técnico Ernesto Valverde tras el encuentro.
Precisamente desde que el preparador del equipo azulgrana le dejara fuera de la convocatoria en el partido de la primera vuelta contra el Betis, el exjugador del Borussia de Dortmund ha jugado 12 partidos, ha marcado 7 goles y ha dado 3 asistencias.
Ante el Leganés, Dembélé lideró a su equipo en un notable primer tiempo. Contradiciendo a los que consideran que solo es un velocista letal con espacios, el ‘mosquito’ voló a sus anchas por el muro de Mauricio Pellegrino.
Caracoleó por la derecha, combinó también en los pasillos interiores y anotó un gol, en el minuto 32, culminando una triangulación que dibujó con Jordi Alba, el socio habitual de Messi.
Por sexta ocasión en lo que va de temporada, un tanto suyo abría la lata para el Barcelona. Solo Messi -con nueve dianas iniciales- le supera, una cifra que demuestra la incidencia del galo en los planes de Valverde.
Fue también su decimotercera diana entre las cuatro competiciones -8 en Liga, 2 en Liga de Campeones, 2 en Copa del Rey y un tanto en la Supercopa de España- superando los 12 goles que marcó con el Rennes en la temporada 2015-16, su récord goleador hasta la fecha.
Su partido 50, sin embargo, no tuvo un final feliz. En el minuto 66, resbaló en la banda derecha y pidió el cambio. El francés, visiblemente cojo, se señalaba el tobillo izquierdo en la banda mientras la afición del Camp Nou le reconocía su esfuerzo deseando que sus picotazos regresen pronto.