Lo único que nos faltaba para terminar de complicar nuestras relaciones de pareja era encontrar en Pinterest, Instagram y otras redes decenas de fotografías sobre “metas en pareja”. En éstas no sólo vemos escenas perfectas y –obviamente– montadas de la manera más falsa, también encontramos parejas exclusivamente heterosexuales de personas con físicos extraordinarios en situaciones insuperables.
Nalgas perfectas, cuadros de acero, playas paradisiacas, botellas de Möet, aviones privados, melenas rubias y sedosas, músculos indestructibles, bolsos Louis Vuitton y otros clichés aspiracionales forman parte del reparto de álbumes y hashtags con el nombre de “couples goals”. Pero ¿qué nos hacen sentir estos montajes fotográficos cada que nos los encontramos al scrollear en nuestras redes?
Algunos se deprimen, otros sueñan con encontrar a alguien como el de esa imagen, o bien, alucinan con convertirse en lo que ven. Otros comparan su relación, la juzgan y subestiman, y –finalmente– están quienes, en el afán de parecerse a esa pareja “perfecta”, comienzan a imitarla.
El sporking es la consecuencia de esa absurda aspiración a cumplir una meta más junto a nuestras parejas. Exactamente se trata de una pose, por decirlo de alguna manera, en la que de manera “accidental” las pompis de ella relucen de manera descarada y espectacular en la fotografía donde él se hace notar como el único y privilegiado diseño de esa silueta.