Salma Hayek es una de las celebridades más bellas y sensuales de Hollywood, pues a sus 56 años presume de una luce más radiante que cuando era joven, esto debido a sus cuidados personales y secretos de belleza que no incluyen cirugías plásticas ni bótox.
La actriz mexicana reveló que nunca ha sido partidaria de una renovación de imagen a través de cirugías, sino a partir de prácticas naturales y hábitos que la mantienen joven y sana.
Nadie creería que la meditación la mantiene eternamente joven. En una entrevista que dio en el podcast SiriusXM de Kelly Ripa Let’s Talk Off Camera, afirmó que hace meditación para conservar su apariencia juvenil y negó haber usado bótox en toda su vida. “Nada de bótox”.
Agregó que medita por horas y utiliza máquinas de frecuencia para tratar su piel. “Puedo hacerlo durante horas porque no sientes el tiempo, y es muy divertido.
Uso muchas de las máquinas de frecuencia y funcionan en mi mejor que en nadie. Y sólo la meditación, a veces, cuando lo estoy haciendo, la gente me dice cuando salgo de la habitación: ¡Oh, Dios mío, de nuevo, pareces tener 20 años’”.
Cuando pone pausa a la meditación o deja de usar las máquinas, la edad comienza a marcarse en el rostro y rebrotan varios malestares crónicos que tiene como problemas de la cadera, su hernia de disco, dolor de tobillos y problemas en el cuello. “Comienzo a desmoronarme”.
Secreto de la actriz
Salma Hayek también reveló que la clave de su rutina de belleza es el Tepezcohuite para retrasar la aparición de arrugas y marcas de la edad en el rostro.
El Tepezcohuite es usado en Veracruz como un remedio natural para tratar quemaduras y otras heridas que pueden dejar cicatrices.
📸: Salma Hayek for "GQ" (Mexico) November, 2016. #salmahayek pic.twitter.com/RoEJHhqwMV
— best of salma hayek (@bestofhayek) August 16, 2020
“Uso un ingrediente llamado Tepezcohuite que se usa en México para las víctimas de quemaduras porque regenera completamente la piel, y no hay nadie en Estados Unidos que esté usando este ingrediente excepto nosotros”, reveló.
“Algunos de los ingredientes, cuando los llevé a los laboratorios estadounidenses, decían: ‘¡Oh, Dios mío! ¿Cómo es que nadie está usando esto?’”.