El estadio Santiago Bernabéu vivió una tarde cargada de emociones este sábado, en lo que fue la última jornada de la temporada para el Real Madrid frente a la Real Sociedad. Si bien el resultado es mero anecdótico, el verdadero foco del encuentro estuvo en las despedidas de dos figuras históricas del club: Carlo Ancelotti y Luka Modric. El ambiente fue especial desde antes del pitazo inicial, con un estadio repleto que acudió para rendir homenaje a dos leyendas que marcaron una era en la Casa Blanca.
Los tifos desplegados en los fondos del Bernabéu dieron cuenta de la magnitud del momento. En uno se leía "Gracias, leyenda", en honor al eterno '10' croata, mientras que el otro mostraba un mensaje simple pero sentido: "Gracias, Carletto". Además, una gigantesca camiseta con el dorsal 10 y el nombre de Modric fue colocada en el centro del campo, convirtiéndose en el símbolo visual de una despedida inolvidable. La afición respondió con una ovación ensordecedora que estremeció a los presentes y confirmó el cariño eterno hacia ambos protagonistas.
La despedida de Ancelotti y Modric en el Bernabéu
El caso de Carlo Ancelotti tuvo un carácter más definitivo. El técnico más laureado de la historia del Real Madrid, con 15 títulos en dos etapas, se despidió del banquillo blanco antes de asumir su nuevo reto con la selección de Brasil. Su nombre fue coreado por todo el estadio en varias ocasiones, y la pancarta en su honor fue solo una parte de la emotiva atmósfera que lo rodeó durante toda la jornada. Carletto cierra así un ciclo glorioso, con Champions, Ligas y el reconocimiento absoluto de una afición que lo considera uno de los suyos.
Por su parte, la despedida de Luka Modric fue más simbólica que formal. Aunque el croata todavía disputará el Mundial de Clubes con el equipo, quiso que su último partido en el Bernabéu tuviera el reconocimiento que merece una trayectoria legendaria. Con 28 títulos en su haber, Modric es el jugador más exitoso en la historia del club. Su anuncio, hecho apenas dos días antes del partido, permitió a la afición prepararse para un adiós cargado de emociones. Y aunque volverá a vestir de blanco en Estados Unidos, el Bernabéu ya lo despidió como lo que es: un ícono eterno del madridismo.
