A pocas horas de haber recuperado su libertad, el abogado Eduardo Masaya brindó detalles durante una entrevista en el programa A Primera Hora, de Emisoras Unidas, con respecto a la situación que enfrentó en los casi seis meses que estuvo en prisión, donde incluso consideró que existieron acciones de "tortura" y reveló que sintió temor por su vida ante los traslados de prisión que se ejecutaron.
El profesional del derecho salió de la cárcel durante la noche del martes 22 de julio después de haber sido beneficiado con medidas sustitutivas por resolución del Tribunal Séptimo de Sentencia Penal, por lo que podrá seguir su proceso penal y esperar el juicio en su contra sin estar tras las rejas.
Un grupo de ciudadanos acudió a las afueras de la cárcel Mariscal Zavala, en la zona 17 capitalina, para esperar la salida de Masaya, a quien recibieron entre aplausos, sonrisas y abrazos.
El abogado, que pertenecía al partido Movimiento Semilla, está acusado por falsedad ideológica por un supuesto caso de firmas falsas en la fundación de la agrupación política en 2018, que según expertos forma parte de la persecución judicial al Gobierno desde que Bernardo Arévalo de León ganó las elecciones presidenciales en 2023.
Indignación y presiones bajo la figura del sistema de justicia
En estas primeras horas de estar fuera de prisión, Masaya concedió la entrevista en la cual compartió que al momento de ser detenido en enero pasado sintió mucha indignación porque se utilizó el sistema de justicia para influir en un proceso de elecciones.
Ello tomando en cuenta que en ese momento estaba postulado para pro secretario de la junta directiva del Colegio de Abogados y Notarios de Guatemala (CANG). Él fue candidato con la planilla 10, que resultó electa y ha estado en funciones desde marzo.
"En un primer momento, la intención era sacar de la contienda a la Planilla 10 y evitar que ganáramos el Colegio de Abogados. No solo no sacaron a la planilla, sino que ganamos las elecciones", dijo.
Agregó que lo más complicado de lo que ha enfrentado en este período de detención es reconocer el hecho de que quedaría privado absolutamente de su libertad y sin poder desarrollar actividades que antes formaban parte de su rutina.
"Las cuestiones más comunes, más rutinarias, como poder salir en bicicleta, que era algo que hacía muy frecuentemente, salir con los amigos o tener reuniones de trabajo como parte la rutina diaria, son cosas del día a día que uno anhela cuando está en prisión. Y ahora, poder retornar a todas estas labores es lo que da más gusto", dijo.
Una bartolina con historia, un pasillo compartido y la incertidumbre
Masaya añadió que, con el paso del tiempo, se siguieron observando irregularidades en su proceso. Empezando por resoluciones del juez Séptimo Penal, Fredy Orellana, que no tomaron en cuenta ciertos elementos planteados por su defensa y las constantes negativas para que pudieran otorgársele medidas sustitutivas. También señaló el trato que el togado le brindó en las audiencias.
"Orellana me negó todos los beneficios procesales a los que yo tenía derecho desde el inicio. Pero, además, fue altanero al referirse a mí", aseguró el entrevistado.
"En las resoluciones decía ‘no hay que ser muy inteligente para darse cuenta del error que cometió acá’, y constantemente hacía ese tipo de declaraciones donde dejaba entre líneas un insulto tácito, lo cual me parece muy bajo viniendo de una judicatura que debería actuar de forma imparcial, objetiva y debería perseguir la justicia", añadió.
Estas anomalías fueron seguidas por los traslados al Preventivo de la zona 18 por decisión del mismo togado, las cuales se vieron marcadas por ejecutarse en horarios no habituales, como la madrugada y noche, y bajo situaciones que le generaron temor.
"Cuando ya llevaba meses en prisión, la presión de trasladarme en la madrugada hacia el Preventivo de la zona 18, sin notificarme previamente y sin indicarme los motivos, y a unos días de que se llevara a cabo la audiencia; estaban utilizando la prisión preventiva como un mecanismo para influir", expuso.
Agregó que en la prisión de zona 18 estuvo en una celda de 4 x 2 metros que se cerraba por fuera a las 08:00 de la noche y se habría a las 07:00 de la mañana del día siguiente. Contaba con un espacio "comunal" de un pasillo de unos dos metros y, en cierto momento, solo tenía derecho a dos horas de exposición al sol dos veces por semana.
También compartió que en la bartolina donde estuvo recluido, en años anteriores se registró el asesinato de un reo y de dos elementos del Sistema Penitenciario. En ese contexto, hizo referencia al tipo de privados de libertad que estaban en esa misma área y cómo se mantenía en alerta constante, lo que describió como un "estado de hipervigilancia".
"Eran perfiles que estaban condenados por ciertos delitos, mientras que yo me encuentro aún en una situación donde se está dilucidando mi proceso. Nosotros, ahí íbamos tratando de llevar la situación", expuso.
Agregó que en ciertos momentos tuvo temor por su vida y, en su opinión, lo estaban poniendo en una situación extrema, buscando un mecanismo de tortura que, según explicó, ha sido definido así por entidades internacionales y que consiste principalmente en la desorientación sensorial.
"Uno de repente se encuentra en un espacio que no reconoce de ninguna manera y tener que habituarse a nuevos patrones de conducta y muchas cosas que cambian en su entorno. Lastimosamente es algo que no debe volver a ocurrir en el país, que se esté aplicando el derecho penal como mecanismo para obtener resultados procesales", enfatizó.
Por aparte, el abogado fue consultado con relación a las posibles presiones que vivió y mensajes que de cierta manera se le pudieron haber hecho llegar para que aceptara los cargos que le atribuye la fiscalía, relacionados con supuestas anomalías en el proceso de creación del partido Movimiento Semilla.
En ese sentido, indicó que eran peticiones que prácticamente se dejaban ver entre líneas y se presentaron también ciertos momentos donde explícitamente se le planteó esa vía. "En un punto, Fernando Linares Beltranena se me acerca en una audiencia a entregarme una hoja, haciéndome la 'sugerencia' de que acepte cargos. Han sido muy descarados", dijo.
A pesar de las dificultades y que todavía su situación deberá definirse en un juicio programado para abril de 2026, Masaya ha reiterado su disposición de esclarecer los hechos que el Ministerio Público le atribuye y comprobar que no incurrió en actos irregulares.
