El izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva fue elegido este domingo presidente de Brasil por tercera vez, tras imponerse en segunda vuelta al mandatario ultraderechista Jair Bolsonaro por un estrecho margen, durante un conteo agónico.
Con el 98,8% de los votos escrutados, Lula obtuvo 50,83% y Bolsonaro 49,17%, una diferencia sumamente ajustada en un país de 215 millones de habitantes, según datos oficiales.
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Mínimo margen
La última encuesta del Instituto Datafolha previó un resultado estrecho, con 52% de las intenciones de voto para el exmandatario Lula frente a 48% para el presidente Bolsonaro.
En la primera vuelta, los sondeos subestimaron el potencial de Bolsonaro, que finalmente acabó detrás solo por cinco puntos (43%-48%).
El presidente de 67 años ha lanzado mensajes contradictorios sobre si reconocerá los resultados en caso de derrota. El viernes aseguró que lo hará: “El que tenga más votos, gana”.
Se mostró confiado en su triunfo antes de votar en Rio de Janeiro: “La expectativa es de victoria”, dijo Bolsonaro, vestido con una camiseta amarilla de Brasil.
Aprovechó la oportunidad para fotografiarse luego en el aeropuerto de Rio con el Flamengo, flamante campeón de la Copa Libertadores, con 40 millones de hinchas. Jugadores como Rodinei y Fabrício Bruno posaron junto al presidente levantando el trofeo.
Al emitir su voto en las afueras de Sao Paulo, Lula, de 77 años y vestido de blanco, se mostró convencido de que “el pueblo brasileño votará un proyecto en que la democracia vencerá”.
El exmandatario previó un gran acto en la noche en la emblemática avenida Paulista de Sao Paulo, donde sus partidarios ya se reunieron tras la primera vuelta.
Polémica por caos en transporte
La tensa campaña ha acentuado la polarización en el país, aunque algunos, como la pareja formada por Elisete Silveira, de 46 años, y su marido Alex, un militar de 50, han conseguido mantenerse en armonía.
En Brasilia, salieron a votar unidos de la mano, él con la camiseta amarilla de la selección en apoyo a Bolsonaro y ella vestida de rojo para Lula. “Acordamos no hablar sobre política en casa para preservar el amor”, explicó ella, profesora de danza.
“Para nosotros, el regreso de Lula es muy importante, trató de demarcar nuestras tierras, tenía proyectos”, dijo por su lado el chamán Saha da Silva, del grupo indígena sateré-mawé, que votó en su comunidad de Iranduba, a 80 km de Manaos, capital de la Amazonía.
La jornada estuvo marcada por una polémica sobre el caos en la circulación del nordeste causado por controles de la policía de carreteras, que habían sido prohibidos por la justicia electoral para facilitar la votación.
Esto atrasó “la llegada de electores” a los centros de votación en este territorio que vota mayoritariamente a Lula, aunque “en ningún caso impidió que llegasen” a votar, indicó el presidente del Tribunal Superior Electoral, Alexandre de Moraes.