El París Saint-Germain (PSG) celebró por todo lo alto su primera Liga de Campeones, lograda tras más de una década de inversión y expectativas. La fiesta principal se vivió en un abarrotado Parque de los Príncipes, donde más de 50.000 aficionados acompañaron a los campeones de Europa en un homenaje apoteósico. La noche arrancó con los conciertos de los reconocidos raperos DJ Snake y Niska, para luego dar paso a una pasarela multicolor en la que desfilaron, en medio de fuegos artificiales y efectos especiales, los principales protagonistas del histórico logro.
El cuerpo técnico, liderado por el consejero deportivo Luis Campos y el entrenador Luis Enrique, fue recibido con una sonora ovación. Luego, uno a uno, los jugadores salieron al campo, destacándose entre los más aclamados los franceses Ousmane Dembélé y Desiré Doué, el español Fabián Ruiz, los portugueses Vitinha y Joao Neves, el ecuatoriano Willian Pacho y el capitán Marquinhos. Este último, acompañado del presidente Nasser Al-Khelaifi, portó el codiciado trofeo hasta el centro del estadio, cerrando el acto con palabras emotivas: "El día de gloria que tanto esperábamos, por fin llegó".
Fiesta inolvidable para la afición del PSG
Las celebraciones comenzaron horas antes, cuando el trofeo aterrizó en París en un avión de Qatar Airways. Desde allí, el equipo se dirigió al corazón de la capital francesa para realizar un desfile por la emblemática Avenida de los Campos Elíseos, que culminó en el Arco del Triunfo. Más de 110.000 personas salieron a las calles para acompañar al equipo en este momento histórico, antes de ser recibidos oficialmente en el Palacio del Elíseo por el presidente Emmanuel Macron. El mandatario francés elogió especialmente a Luis Enrique por su liderazgo y su capacidad de forjar un grupo joven pero altamente competitivo.
No obstante, la jornada festiva no estuvo exenta de incidentes. La noche anterior, algunos sectores de la ciudad fueron escenario de disturbios que dejaron un saldo trágico: dos muertos, más de 500 detenidos y al menos 200 heridos. Estos hechos provocaron una fuerte polémica política entre el Gobierno y la oposición, empañando en parte lo que debió haber sido un festejo puramente deportivo. A pesar de ello, la ciudad y el PSG celebraron un título largamente esperado, que marca un antes y un después en la historia del club parisino.
