El presidente Bernardo Arévalo y la vicemandataria Karin Herrera, entre otras autoridades, participaron este domingo en la conmemoración de los 28 años de la firma de los Acuerdos de Paz que pusieron fin al conflicto armado interno en Guatemala.
"Esta fecha nos recuerda el compromiso con el desarrollo, la justicia y la paz para todas y todos los guatemaltecos", destacó el mandatario durante la ceremonia que se llevó a cabo en el Palacio Nacional de la Cultura.
Agregó que no se debe aceptar ni el olvido ni el silencio. Recordó que el 29 de diciembre de 1996 el Gobierno de la República y la Unidad Nacional Revolucionaria Guatemalteca (URNG) firmaron el acuerdo de paz firme y duradera que dio por finalizado un conflicto que "desangró a dos generaciones de hermanos y hermanas".
De acuerdo con el mandatario, se trató de un conflicto definido por hechos de violencia tan atroces que aún hoy son motivo de discordia, de resentimiento y dolor. En ese sentido, indicó que esta conmemoración es paradójica y no deja de tener elementos de contraste.
Consideró que, por un lado, se debe reconocer el enorme logro que supuso detener por la vía del diálogo una "espiral de violencia política" que no tiene comparación contemporánea en el continente.
"Desde hace muchos años la violación a los derechos humanos ha dejado de ser una política de Estado. El Estado ya no moviliza a su maquinaria coercitiva de forma indiscriminada e ilegal contra la población civil. Tampoco la toma del poder por la vía violenta ha sido considerada una alternativa viable ni realista ante los procesos electorales a pesar de sus imperfecciones", manifestó.
Agregó que si bien la democracia no es perfecta, aún con esas imperfecciones el pueblo ha demostrado su convicción de lucha por defender la posibilidad de elegir libremente el porvenir de su propio destino.
Por otro lado, Arévalo indicó que esta conmemoración obliga a que, como sociedad, se evalúe qué se ha hecho para asegurar que los horrores del pasado se repitan, medir con objetividad los avances y las deudas históricas que se siguen teniendo.
"Esta conmemoración no debe ser, como ha sucedido muchas veces, un acto protocolario perdido entre las fiestas de Navidad y Año Nuevo. El 29 de diciembre debe ser siempre una fecha, una oportunidad de reflexión colectiva, de reconocimiento del pasado. Y una oportunidad para imaginar un futuro donde la trayectoria de Guatemala no esté definida por la violencia, sino por la convivencia en paz", concluyó.
Cambio de la Rosa de la Paz
La actividad también incluyó el cambio de la Rosa de la Paz por parte de Margarita Gutiérrez, una líder estudiantil cuya familia fue desplazada por la violencia del conflicto. El Ejecutivo destacó que ella representa a la juventud que ejerce su ciudadanía y apoya en la búsqueda de una vida digna y en paz.
Gutiérrez brindó un discurso en el cual aseguró que el Estado y la sociedad deben comprometerse con tres cosas importantes: conocer y hacer conocer la historia, hacer cumplir los acuerdos constitucionales y que se restablezca la institucionalidad de la paz.
* Con información de Omar Solís, Emisoras Unidas.