En una ceremonia oficial realizada en la Escuela Politécnica, el presidente Bernardo Arévalo participó este miércoles como Comandante General del Ejército en la graduación de la promoción CLXI de cadetes y en el ascenso de seis comandantes de infantería y un vicealmirante.
El acto marcó la incorporación de 26 nuevos oficiales —entre ellos, cuatro mujeres— a la carrera militar. Durante su intervención, Arévalo hizo un llamado a la ética en el servicio castrense, y señaló que portar el uniforme implica actuar con integridad, respeto a los derechos humanos y cumplimiento irrestricto de la ley.
Su conducta debe guiarse siempre por la ética", declaró el mandatario, al insistir en que el Ejército debe representar los valores de la democracia y mantenerse alejado de intereses políticos o personales.
El llamado de Arévalo
Uno de los puntos centrales de su discurso fue el respaldo a los ascensos en la institución, que —según afirmó— deben ser producto exclusivo del mérito profesional. "Los oficiales promovidos no deben favores a nadie", dijo, en una aparente alusión a prácticas anteriores en gobiernos pasados. Añadió que el actual gobierno ha optado por desvincular los ascensos de cualquier influencia externa o política.
El evento también fue aprovechado por el Ejecutivo para reforzar su visión de una fuerza armada apolítica, inclusiva y moderna. El presidente subrayó que los nuevos oficiales forman parte de un Ejército que debe trabajar en favor de la ciudadanía, con base en los principios de legalidad, profesionalismo y disciplina.
La ceremonia concluyó entre aplausos, en medio de un ambiente solemne que reflejó el tono de transición institucional que el gobierno asegura estar impulsando en las fuerzas armadas.



