A casi 10 años de la muerte de Michael Jackson, siguen saliendo a la luz detalles de la autopsia que le practicaron.
El diario británico The sun publicó que el artista al morir tenía el cuerpo destruido producto de las múltiples cirugías estéticas a las que se sometió, por los medicamentos recetados y por una aparente batalla contra la anorexia.
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Además, señala que el intérprete tenía pastillas parcialmente disueltas en el estómago y sobrevivía con solo una pequeña comida al día.
Su cadera, muslos y hombros estaban cubiertos de marcas de pinchazos de las inyecciones de analgésicos que recibía diariamente por su médico de cabecera, Conrad Murray, quien fue declarado culpable de homicidio involuntario por administrar incorrectamente la droga que condujo a la muerte al artista debido a un paro cardíaco provocado por una sobredosis de propofol.
El declive de sus últimos años
El medio indica que los labios de Jackson fueron tatuados de color rosa mientras que sus cejas eran tatuajes negros y la parte delantera de su cuero cabelludo también había sido tatuado de negro para combinar con el color oscuro de su cabello.
Esto porque se comenta que el cantante nunca superó una calvicie que le produjo una quemadura que sufrió durante el rodaje de un comercial. En ese sentido, se descubrió que su cabello ondulado, hasta los hombros, era una peluca pegada a su cabeza ya que era calvo.
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Mientras tanto, sus rodillas estaban misteriosamente magulladas y tenía cortes en la espalda. En el informe además, se confirma que padecía de vitiligo, una enfermedad de pigmentación, ya que su cuerpo estaba lleno de manchas.
“Era piel y hueso, se le había caído el pelo y no había estado comiendo más que pastillas cuando murió”, dijo una fuente a The Sun. “Las marcas de inyección en todo el cuerpo y la desfiguración causada por años de cirugía plástica demostraron su declive en sus últimos años”.
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