En Colombia se lamenta la muerte de Fernando Botero, al que califican como el artista más importante de la historia de su país, una pena que se extiende por el mundo entero. El antioqueño vivía en Mónaco y tenía 91 años. De acuerdo a cercanos al pintor y escultor, en el último tiempo presentó una neumonía que lo tuvo internado en un hospital. Sin embargo, el jueves, 14 de septiembre 2023, pidió que se le derivara a su hogar.
“Ha muerto Fernando Botero, el pintor de nuestras tradiciones y defectos, el pintor de nuestras virtudes. El pintor de nuestra violencia y de la paz. De la paloma mil veces desechada y mil veces puesta en su trono”, dijo el presidente colombiano Gustavo Petro.
Según informa el medio El Tiempo, en 2002 su escultura “Hombre a caballo” se vendió en una subasta de la casa Christie’s en Nueva York por 4,3 millones de dólares, el precio más alto pagado por una obra del artista.
Fernando Botero es inmortal
“La obra de Botero es inmortal. Fue quien puso el arte nacional en los escenarios internacionales más importantes del mundo. De hecho, sus esculturas se imponen en importantes lugares, como en Estados Unidos y Francia”, agrega el mismo medio.
Nacido en Medellín en 1932, y en un principio convencido de convertirse en torero, Botero se radicó en su adolescencia en España, donde estudió a los clásicos, y después vivió períodos en Nueva York y París.
El maestro fue un autodidacta en todo el sentido de la palabra. “El arte debe producir placer, cierta tendencia a un sentimiento positivo”, afirmaba el propio Botero en 2019 en una entrevista con EL PAÍS. “Pero yo he pintado cosas dramáticas. Siempre he buscado coherencia, estética, pero he pintado la violencia, la tortura, la pasión de Cristo… Hay un placer distinto en la pintura dramática, la pintura misma. El gozo mayor de la pintura, la belleza, no pone a reñir lo dramático y lo placentero”, afirmaba entonces.
“Es la historia inspiradora de una persona que empezó de la nada y que lo único que tenía claro era su vocación artística, su capacidad de trabajo, su pasión por lo que estaba haciendo. Todo eso le permitió salir adelante y nadar muchas veces contra las corrientes predominantes en el mundo del arte”, le definía ese mismo año su hija Lina Botero con ocasión del documental Botero: una mirada íntima a la vida y obra del maestro, una suerte de gran retrospectiva con un acceso inédito al artista, su familia y su intimidad. Dedicó más de setenta años a su obra, entre esculturas, oleos, pasteles, acuarelas y dibujos.