El duelo entre el Leganés y el Atlético de Madrid en la reciente jornada de LaLiga dejó más que fútbol sobre el terreno de juego: también fue escenario de una polémica entre los banquillos que capturó la atención de todos los presentes. Borja Jiménez, técnico del Leganés, protagonizó un enfrentamiento con su homólogo rojiblanco, Diego Simeone, tras una decisión arbitral que casi cambia el rumbo del partido.
El partido avanzaba con tensión, especialmente para el Leganés, que lucha por evitar el descenso. En los minutos finales, cuando parecía que el equipo pepinero estaba a punto de sellar una victoria crucial, el árbitro Melero López señaló un penalti en contra del Leganés, lo que desató la frustración de Borja Jiménez.
Tenso final entre el Leganés y el Atlético
En un gesto de indignación, Jiménez abandonó su habitual serenidad para dirigirse con gestos desafiantes hacia el banquillo del Atlético de Madrid. Primero se llevó los dedos a la boca, simulando a alguien que habla mucho, y luego colocó los puños delante de los ojos en un gesto universalmente reconocido como una acusación de "llorar". Mientras tanto, sus palabras parecían acompañar sus gestos: "Ahora hablas, ahora lloras, ¿no?"
Este acto no estaba dirigido al árbitro, sino directamente a Simeone, quien en días previos había criticado duramente el arbitraje en el partido entre el Real Madrid y el Celta de Vigo. "No vi el partido de ayer. Me comentaron ciertos episodios, pero como los hay desde hace 100 años, no sé qué les sorprende", había declarado Simeone, generando controversia en los días previos al enfrentamiento.
La reacción de Jiménez no solo se explica por el contexto de las críticas previas, sino también por lo que estaba en juego para su equipo. En su lucha por permanecer en primera división, cada punto es vital. La posibilidad de perder dos puntos por un penalti en los minutos finales parecía ser demasiado para el técnico del Leganés, quien ha construido su carrera desde categorías inferiores y entiende las dificultades de los equipos más modestos frente a los gigantes del fútbol español.
No obstante, la historia dio un giro inesperado cuando Antoine Griezmann, quien ejecutó el penalti, falló, dejando intacta la ventaja del Leganés. A pesar de este alivio, el gesto de Jiménez ya se había robado los reflectores y generado una ola de comentarios en redes sociales y medios deportivos.
Las disculpas
Al término del partido, Borja Jiménez intentó calmar las aguas y ofreció una disculpa pública por sus gestos y palabras. "Primero de todo quería pedir disculpas porque ahí, en el fragor de la batalla, nos hemos calentado un poco en la acción del penalti. Quería disculparme porque nos decimos muchas cosas en el banquillo, pero hoy se me ha visto a mí. No me representa y tampoco es mi intención", expresó el técnico.