Con cada cierre de año, resurgen tradiciones cargadas de ilusión y deseos de renovación siempre. Una de las más comentadas en las últimas temporadas es un ritual que promete atraer el amor y marcar el inicio de un nuevo ciclo sentimental en Año Nuevo.
Se trata de una práctica curiosa que muchas personas ya adoptan como parte indispensable del brindis de medianoche: colocarse bajo la mesa justo cuando el reloj marca las doce. Quienes buscan dar fin a la soltería o atraer una nueva oportunidad amorosa se refugian debajo de la mesa durante el primer minuto del año para recibir lo que se interpreta como una apertura al romance.
Según la creencia popular, ese pequeño gesto ayuda a "llamar" a la pareja ideal en los meses siguientes, convirtiéndose en uno de los rituales más virales de la temporada. Aunque no existe un origen exacto de esta costumbre, su popularidad se debe a su sencillez y al toque de esperanza que despierta.
Para muchos, iniciar el año realizando un acto cargado de intención es suficiente para proyectar buenas energías y fortalecer el deseo de encontrar amor verdadero. A este ritual se suman otras tradiciones que buscan atraer suerte, prosperidad y sentimientos positivos.
Más del ritual de Año Nuevo
Comer doce uvas para garantizar buenos deseos durante cada mes del año, colocar lentejas en los bolsillos para atraer abundancia o usar ropa interior de colores específicos según lo que se quiere manifestar. Todas ellas comparten un denominador común: la intención con la que se realizan y se quieren lograr.
Estas costumbres permanecen vigentes porque representan una oportunidad para comenzar el año con propósito. Más allá de su efectividad literal, funcionan como un impulso emocional que ayuda a visualizar nuevos comienzos.
Las celebraciones de Año Nuevo son un momento simbólico que invita a cerrar ciclos y abrirse a posibilidades renovadas, por lo que estos gestos se convierten en una especie de ritual emocional que fortalece la esperanza.



