Aunque el mantenimiento de piscinas ya incluye cierta cantidad de químicos que en determinado momento tienen contacto con el cuerpo y mucosas de los seres humanos, cada persona es capaz de añadir fluidos propios.
De acuerdo con el sitio Enséñame de ciencia, cada ser humano es capaz de añadir a una piscina 25 mililitros de sudor, además de células muertas, saliva, orina y/o heces, sin mencionar una cantidad relevante de ciertos fluidos corporales y esporas de microorganismos.
Por si eso fuera poco, también se han realizado estudios para comprobar qué tanta orina se encuentra en una piscina, esto sin importar la capacidad. En 2017, investigadores de la Universidad de Alberta, en Canadá, llevaron a cabo varios estudios para medir cuántos fluidos corporales de este tipo hay en una piscina.
La información del estudio fue publicada en la revista Enviromental Science and Technology Letters.
Según se detalló en la referida revista, para llevar a cabo esta investigación se realizaron pruebas en al menos 31 piscinas de dos ciudades de Canadá. En total se realizaron 250 muestras, en las que se utilizó el acesulfamo de potasio, un edulcorante que se excreta en la orina, como marcador para detectar el fluido en las piscinas.
Y, aunque los resultados no son para nada alentadores, las piscinas son uno de los destinos favoritos cada verano.
De acuerdo con los investigadores, en una piscina de 830 mil litros, que es aproximadamente un tercio de una olímpica, existen al menos 75 litros de orina. El informe agrega que existe igual cantidad de orina en un jacuzzi que en una piscina.
Asimismo, los expertos señalan que si bien la orina es estéril, la exposición prolongada a este tipo de líquido se relaciona con el desarrollo del asma en nadadores. Además, la presencia de orina en una piscina puede afectar la calidad del agua, generar cloraminas (que pueden causar irritación en ojos y piel) y representar un riesgo para la salud.
Por ello, es muy importante ducharse después de haber ingresado a una piscina.
