Un incidente inusual ocurrió hace unos días en la Iglesia del Espíritu Santo, ubicada en Overland Park, Kansas City, Estados Unidos (EE. UU.) cuando el activista Jimbo Gilchrist intentó leer una versión modificada del Padre Nuestro durante una misa. El acto, que parecía estar dirigido a la defensa de los migrantes y en contra del presidente Donald Trump, generó tensión dentro de la comunidad religiosa, culminando en la expulsión del activista y su arresto temporal.
Gilchrist, quien se encontraba en la iglesia como parte de una manifestación pacífica, irrumpió en el púlpito antes de que el sacerdote tuviera la oportunidad de iniciar la lectura del tradicional Padre Nuestro. Tras empujar al sacerdote para tomar su lugar, Gilchrist comenzó a leer su versión modificada de la oración. Sin embargo, no pasó mucho tiempo antes de que cuatro feligreses se acercaran para retirarlo del lugar.
El activista relató la experiencia en una entrevista con el medio local Kansas City Star, donde expresó que no esperaba ser sometido a tal reacción.
Pensé que lo peor que podía pasar es que, quizá, tratarían de callarme y decirme que me fuera de la iglesia, pero no pensé nunca que iba a ser tacleado en una iglesia", declaró Gilchrist.
Iglesia no presentó cargos contra el activista
Tras ser retirado del púlpito, la situación escaló cuando dos oficiales de policía arribaron a la escena y arrestaron a Gilchrist por desórdenes públicos. Aunque existían elementos para procesarlo, la iglesia optó por no presentar cargos en su contra. A pesar de ello, el activista fue informado de que, en caso de regresar a la iglesia del Espíritu Santo, sería arrestado, independientemente de que no generara disturbios.
El incidente resalta la creciente tensión entre el activismo político y las instituciones religiosas, donde se intersectan cuestiones de libertad de expresión, religión y el activismo social. Las autoridades locales han asegurado que la decisión de no presentar cargos responde a la voluntad de evitar mayores conflictos, mientras que la comunidad parroquial ha manifestado su firmeza en proteger el orden dentro de sus espacios sagrados.
Este evento genera un debate en redes sociales sobre los límites de la protesta en lugares de culto y la interacción entre la política y la religión en la sociedad actual.
