Sao Paulo – Tras la entrega el año pasado del último capítulo de una “trilogía de la resistencia guatemalteca”, proyecto que le demandó 35 años de trabajo, la cineasta estadounidense Pamela Yates sostiene que aún “hay una batalla muy fuerte por la memoria histórica de Guatemala”.
“La memoria histórica es una batalla en la que hay que incluir la memoria de los dictadores y ponerla bajo otras perspectivas, la de las víctimas. Solo así podemos empezar a cambiar la memoria histórica de un país”, explica en una entrevista la directora, quien está en Sao Paulo como invitada homenajeada del Festival Internacional de Documentales.
La trilogía
“Cuando las montañas tiemblan” (1983), la primera película de su trilogía, trata, pues, de recuperar los 17 meses -de marzo de 1982 a agosto de 1983- en los que Guatemala estuvo bajo el comando de general José Efraín Ríos Montt, condenado en 2013 por el asesinato de indígenas de la etnia maya ixil.
“Cuando empecé a grabar, no sabía que sería una trilogía. La película fue censurada en Guatemala y las personas solo pudieron verla por primera vez en 2003, 20 años después de su estreno”, cuenta Yates.
La cineasta, directora de la productora “Skylight”, dio seguimiento a la historia de su primer filme y acompañó el juicio del exdictador, así como la reacción popular en las calles.
Los registros culminaron en el lanzamiento de “Granito de arena: cómo atrapar a un dictador” (2011), centrado en el juicio de Ríos Montt, y “500 años” (2017), película que acapara la reacción de la población y pone fin a esa “trilogía de la resistencia”.
Condena anulada
Por un momento, Yates logró su final esperado: en mayo de 2013, la justicia condenó a Ríos Montt a 80 años de prisión tras aceptar algunos fragmentos del primer documental como pruebas.
Pero, diez días después, el Constitucional anuló la sentencia por defectos de forma y ordenó repetir el juicio, por lo que el militar, pese a algunas noches en la cárcel, nunca llegó a cumplir una condena y murió impune el pasado 1 de abril.
“El veredicto está vigente. Yo creo que Ríos Montt pagó por sus crímenes. Él fue condenado y murió como un genocida, su único legado es ser un genocida”, asevera la cineasta.
Testigo, explica diferencias
Yates, una testigo en primera persona de los cambios en Guatemala a lo largo de tres décadas, destaca que la principal diferencia entre su primera cinta y la última es que “ahora las nuevas generaciones ya no tienen miedo y vienen más fuertes”.
“No pienso que haré una cuarta película sobre Guatemala. Mi objetivo es apoyar esas nuevas generaciones para que ellos mismos puedan contar su propia historia”, explica.
La mirada de la directora se vuelve ahora hacia un nuevo escenario, mucho más cercano: su propio país y la controvertida administración del estadounidense Donald Trump, a quien considera un “presidente terrible” y que “debería ser apartado del poder cuanto antes”.
“La democracia está amenazada y la única manera de solucionar los problemas de EE.UU. a largo plazo sería a través de cambios estructurales”, defiende.
No obstante, la directora se dice “optimista” respecto al futuro, pues su trabajo trata de “inspirar” y “empoderar” a las personas para que sepan que “tienen el poder de marcar diferencia”.
Con información de Nayara Batschke / EFE