La poesía llegó a casa de Wilson Loayes hace unos años. Rompió su puerta y registró los cajones de su vida para quedarse. Desde sus raíces fue tejiendo el ser y el sentir de este poeta maya mam que ha creado a POE: una pequeña editorial que confecciona libros de poemas a mano.
Wilson, nacido en San Juan Ostuncalco, Quetzaltenango, es un artesano de la palabra que habla con el corazón. Entre decenas de ejemplares de colores cuenta a Efe cómo nace y se hace un libro. Hace casi tres años que su pequeña plaza de POE vio la luz, una editorial alternativa que da voz a los desconocidos.
Cosas únicas
“Aquí encontrarás cosas únicas”, repite una y otra vez. Y empieza a sacar de los estantes de su puesto en la Feria Internacional del Libro de Guatemala, a donde acude por segunda vez, poemas de autores locales en varias lenguas. Todos son bilingües, entre el mam, el quiché, el kaqchikel o el español. También hay uno en inglés.
Son únicos. Como una antología poética en maya mam y español del sacerdote, escritor, poeta y ensayista argentino Hugo Mujica. Su “maestro”, ese al que un día le propuso, con algo de miedo, dar a conocer su obra en los idiomas originarios de Guatemala y se quedó encantado.
Otros son menos conocidos. Creadores locales y emergentes de más de una veintena de pueblos de todo el país, como ‘Arde Babel’, de Camila Charry Noriega. Pero entre estos libros de poesía tejidos a mano se cuelan algunos de narrativa, como ‘Olvido en la Resistencia’, de Balam Say, o uno infantil que cuenta la historia de San Juan Ostuncalco.
Propuesta de gestores culturales
Y es que POE es una propuesta de gestores culturales y promotores de literatura emergente en Guatemala que vive por la ilusión y el amor de un grupo de amigos y que se va expandiendo “poco a poco”.
“¿Dónde los imprimís?”. “En casa. Tenemos una impresora”. Lo dice con tanta firmeza y sencillez que parece fácil hacer un libro, pero reconoce que al principio las portadas se despintaban. Perdían ese arcoiris natural diseñado por artistas locales. Todo en POE es casero. Hecho a mano. Por creadores del pueblo.
Él mismo diseñó el logotipo. Nada que ver con el estadounidense Edgar Allan Poe, uno de los maestros universales del relato corto.
“Todos lo piensan, pero hay otra explicación”, dice con una risa pícara. Las iniciales POE son de Pequeña Ostuncalco Editorial, en honor a su pueblo; el cuervo es el nahual de su aldea, y los tres tambores son el nombre en lengua mam: colina de los tres tambores.
“Pero también se puede pensar que es la Editorial de Edgar Allan Poe”. Wilson es un poeta indígena sencillo, sarcástico y honesto que regala su voz y su sabiduría tal y como se la entregaron sus abuelos.
Fundador del Club
Y es que Wilson, fundador del Club de Poesía de Ostuncalco y de un certamen poético del mismo nombre cuyo fin es motivar a jóvenes de su pueblo, también escribe.
Del interior de una pequeña mochila saca un libro que huele a húmedo y que estaba “empezando a pudrirse” cuando lo halló hace unos días: ‘Como nos lo dejaron los abuelos’. Una ofrenda convertida en palabras que habla de una región, la suya, llena de magia gracias a una herencia que hay que cuidar.
Esta obra, primer premio en el Certamen Centroamericano de Poesía Aquí Estamos Todos en el año 2014, no tiene nada que ver con lo que escribe ahora. Y señala otro de la estantería. Uno pequeño con una imagen de un gato de colores. ‘Sin vos, con voz’.
Es un poema que recorre caminos clandestinos para hablar un amor prohibido con una escritura visceral en la que se pregunta a qué huele el olvido y el sexo.
Los dos son Wilson, un joven de rostro humilde que sueña con la poesía, esa que descansa en POE, sobre la colina protegida por el nahual.