Una sátira política que se ha “reído” de la democracia guatemalteca cada cuatro años desde 2003, vuelve al escenario este jueves en vísperas de la campaña electoral con un guiño de duda a la “incumplida” promesa fundamental del Gobierno de Jimmy Morales: “¿Ni corrupto ni ladrón?”.
La obra, dirigida por el comediante Jairon Salguero, cuestiona la Administración de Morales, quien llegó a la Presidencia al imponerse en 2015 en segunda vuelta a la ex primera dama Sandra Torres, después de haber permanecido al aire en la televisión pública durante 16 años como protagonista de un programa de comedia llamado “Moralejas”.
Salguero, quien admitió que prefería desmarcarse del presidente y no llamarlo colega ni actor, lamentó que Morales “gastara” su tiempo en el poder para dedicarlo a “pelear con la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (Cicig)” y no haber invertido sus esfuerzos en los problemas básicos del país.
Retoma la frase célebre
La obra retoma la “frase célebre” de Morales durante la campaña de 2015, su eslogan y una bandera que enarbola aún hoy en día, “Ni corrupto ni ladrón”, y la cuestiona, la revisa y la desmenuza desde el punto de vista de la risa.
Se trata de cuatro obreros que, debido a la “corrupción imperante en el país que provoca la huida de empresas” y “la imposibilidad de pagar extorsiones”, se les ocurre la “magnífica idea” de desnudarse para generar dinero, convirtiendo esa “aventura” en una “protesta generalizada contra la corrupción”.
La función ha cambiado de título estos 16 años durante cada elección: desde “La patria del Pollo” (2003), “Full Monty” (2007), “Su familia progresa” (2011) y “Re bonito o fisiquín” (2015), “siempre tomando una frase emblemática de cada Gobierno, aunque este en particular tiene muchas frases emblemáticas”, reconoció con sorna Salguero.
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El argumento es el mismo
El fondo del argumento es el mismo, siempre con el subtítulo “Sin dinero, sin trabajo y sin calzones”, pues “la situación no ha cambiado en Guatemala”, donde, en cada período electoral “reafirmamos que la comida favorita del guatemalteco es el atol (bebida caliente de maíz) con el dedo”.
Es decir, el votante se cree cada cuatro años el “engaño” de los políticos.
Como en 2015, recordó el teatrero, cuando la población eligió a Jimmy Morales pese a que a este “no se le podía pedir mucho si no tenía un plan de Gobierno”, pues en lugar de contar con una propuesta que llevar a cabo en su Gobierno “tomó prestado el Plan Nacional de Desarrollo Katún 2032, aunque tampoco lo ha conseguido implementar”.
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La democracia es una risa
Salguero advirtió que la democracia guatemalteca “es una risa”, pues en 34 años de vida y 23 años desde que finalizó la guerra no se ha atendido “la educación, ni la cultura ni el bienestar de la gente”.
Y Morales no estuvo exento de ello, al haber “enfocado” sus esfuerzos en “proteger a la corrupción” y el “statu quo”, en opinión de Salguero.
La obra, cuya temporada va hasta el 29 de junio, se basa en la pregunta a la frase de campaña de Morales “¿Ni corrupto ni ladrón?”.
Y la respuesta, según Salguero es “que no es cierto”, pues “la corrupción empieza desde aceptar un puesto para el que no se está preparado”, además de los diferentes casos en los que se ha visto envuelto el presidente, como un sobresueldo que le pagaba el Ejército y que tuvo que devolver obligado por la Contraloría.
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La base es la promesa incumplida
Aunque la obra se base en la promesa incumplida de “un comediante sin historial político”, como describió Salguero a Morales, aseguró que la puesta en escena no “ataca” a ningún personaje político en específico ni a ningún funcionario.
Es, más bien, un retrato risible de la incipiente democracia guatemalteca.
Con información de agencia EFE