A estas alturas, incluso los más escépticos admiten que el cambio climático es real, incluso si algunos dudan que sea causado por los humanos. (Para ser claros, al menos el 97 por ciento de los científicos del clima están de acuerdo en que la causa más probable del calentamiento global es la actividad humana). Es cada vez más común escuchar a las personas hablar sobre comer menos carne y comprar autos eléctricos, y más casas cuentan con energía solar en la azotea. Pero como persona, es fácil sentirse impotente ante un problema tan enorme, ¿qué puede hacer una persona? La respuesta, según un estudio publicado el mes pasado es. “suficiente”. Y puedes comenzar con una presión de grupo bien intencionada.
El comportamiento humano influye en el planeta, y el comportamiento humano puede ser voluble. Pero en su mayor parte, los modelos climáticos tratan el comportamiento humano como firme: asumen que los humanos tienen demandas particulares en el planeta, y los investigadores utilizan esas demandas para averiguar qué harán con el clima en el futuro. Pero el profesor de ciencias ambientales de la Universidad de Waterloo, Madhur Anand, y sus colegas querían averiguar qué sucedería en un modelo climático que tomaba en cuenta el comportamiento humano voluble. Específicamente, querían incorporar el “aprendizaje social”: la propagación del comportamiento que ocurre cuando una persona que compra un termostato programable o va en bicicleta al trabajo, inspira a sus amigos a hacer lo mismo. La presión de los pares, básicamente.
Esto es lo que pensaron: así como el comportamiento humano influye en nuestro calentamiento del planeta, el cambio climático influye en el comportamiento humano. Las personas que viven en lugares con temperaturas medias en aumento tienen más probabilidades de notar los efectos del cambio climático y es más probable que hagan algo al respecto. A medida que más personas hacen algo al respecto, las normas sociales comienzan a cambiar, lo que hace más aceptable que incluso más personas hagan algo al respecto. Si suficientes personas son inspiradas por otros para actuar, es posible que sus elecciones puedan ayudar a frenar el calentamiento del planeta.
Tus elecciones importan. Continúa comprando esas bolsas re-utilizables, monta esa bicicleta y compra electrodomésticos que ahorren energía. Aún mejor, habla con tus vecinos y asiste a las reuniones del ayuntamiento. ¡Sal a las calles si quieres! La única manera en que podemos hacer una diferencia es si todos trabajamos para hacer una.