Una grabación que circula en Twitter muestra a Celso Piña acostado en una camilla del hospital y alguien lo presiona para decir lo que serían sus últimas palabras: “te mando un saludo, aquí desde la… desde aquí, desde la mesa del quirófano del San Vicente”.
En declaraciones a los medios, la hija del artista, Cecilia Piña Ortiz agregó que procederá legalmente contra quien grabó dentro del hospital. “Va a salir quien lo grabó y habrá represalias. Vamos a proceder legalmente porque no se lo merece. Él se merece irse bien, con el honor que merece ¿Quién no va a estar molesto? Nos enteramos vías redes sociales”, agregó.
Lo bailaba
Celso Piña creó piezas musicales que hoy forman parte de un invaluable legado musical.
El nombrado “Rebelde del Acordeón” alegraba los corazones al tocar su instrumento y su música hacía bailar a todos, incluso al gran Gabriel García Márquez.
El 2 de octubre de 2003 en la ciudad de Monterrey, Nuevo León, en el Museo de Arte Contemporáneo se presentaba una obra del escritor. Fue ahí donde contrataron a Celso Piña y donde lo conoció.
Once años después, Piña habló con el periodista Gustavo Adolfo Infante sobre lo que había hecho Gabriel García aquella noche: “Fue algo inesperado, no fue buscado, fue inesperado para él y para mí. La razón es que cada vez que él iba a presentar algunas de sus obras, a algún museo, le llevaban música de acordeón, pero alguien de por ahí se le ocurrió hablarme”.
“Yo estaba tocando, cuando se abre de repente la cortina mágica y se viene la bola de gente, y en medio, el maestro. Seguí tocando, entró el maestro con la crema y nata de Monterrey. Le indican su mesa, y antes de llegar a su mesa, voltea a donde estábamos nosotros, se nos queda mirando, siguió caminando, llega, sienta a la esposa y él se va en medio del salón”, comentó el artista mexicano. Posteriormente Gabo tomó de las manos a Celso Piña y le dijo:
‘Celso, gracias por poner muy en alto nuestro folclor musical y procura ser siempre un buen hombre’. Fue algo que se me quedó en la cabeza siempre”.