La astronauta estadounidense Jessica Meir encontrará un planeta transformado la próxima semana, cuando regrese a la Tierra tras casi siete meses a bordo de la Estación Espacial Internacional (ISS).
Meir cambiará un confinamiento por otro. “Es bastante surrealista ver lo que sucede en el planeta debajo de nosotros“, dijo este viernes la astronauta de 42 años durante una conversación telefónica en vivo con periodistas desde la ISS, junto a sus compañeros de equipo Andrew Morgan y Chris Cassidy.
“La Tierra siempre se ve tan deslumbrante observada desde aquí que resulta difícil creer todos los cambios que han sucedido desde que llegamos“.
Los astronautas son profesionales del aislamiento: generalmente pasan seis meses o más confinados en la estación.
Jessica Meir llegó en septiembre. Pero su confinamiento es deseado, a diferencia de sus congéneres obligados a encerrarse en sus casas debido al nuevo coronavirus.
Un equipo de astronautas deja la Tierra en plena pandemia para confinarse en la ISS.
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Ella y sus colegas lo perciben incluso como un logro, producto de años de entrenamiento.
Los días de los astronautas están muy regulados. No tienen problema alguno de cuidado de niños o de aprovisionamiento (un aparato les suministra regularmente los víveres).
“Temo sentirme más aislada en la Tierra que aquí”, admite Jessica. “Aquí tenemos una rutina, estamos muy ocupados haciendo muchas cosas increíbles y tenemos esta increíble vista de la Tierra“.
Los consejos de los astronautas para que el confinamiento sea exitoso son simples, y comienzan por respetar una rutina muy precisa.
La NASA busca nuevos astronautas.
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“Tenemos un programa y lo seguimos al pie de la letra”, dijo Andrew Morgan, de 44 años, quien llegó a la ISS en julio de 2019. “El ejercicio, la higiene personal, el sueño, todo está planificado”, indicó. “Seguir los horarios es muy importante“.
La otra regla básica es “ser un buen compañero de equipo“. “Estamos todo el tiempo pensando en cómo nuestras acciones afectan a otros”, contó este médico de emergencias reclutado hace siete años por la NASA.
Este será tal vez el lado bueno de la pandemia: que las familias y los amigos estrechen vínculos, se hablen más a menudo, presten más atención unos a otros. “Tal vez aprendamos a tratarnos con más humanidad“, apuntó Morgan.
Con información de la agencia de noticias AFP
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