Más de 3 mil hondureños partieron la noche del miércoles, en caravana, hacia Estados Unidos, huyendo de la delincuencia y el desempleo, pero desafiando el riesgo del coronavirus (Covid-19).
Los migrantes partieron a pie desde la terminal de buses de San Pedro Sula, ciudad situada 180 kilómetros al norte de la capital Tegucigalpa.
El grupo avanzaba, a la orilla de la carretera, hacia la frontera con Guatemala, a través de la aduana de Corinto.
Desde octubre de 2018, una docena de caravanas ha salido de San Pedro Sula, aunque con esfuerzos infructuosos al toparse con la seguridad tendida por el presidente estadounidense, Donald Trump, en la frontera con México.
Salvadoreños, guatemaltecos y mexicanos se han ido sumando en el camino a las caravana, que han llegado a integrar a decenas miles.
Sin embargo, la inmensa mayoría se ven frustrados por las patrullas fronterizas y luego son deportados a sus países de origen.
“Queremos sacar adelante a la familia”
Entrevistado por la AFP, Jefrey Amaya, de 20 años, quien llegó a la terminal desde la comunidad de El Negrito, en compañía de otros siete jóvenes, señaló que lo único que busca son mejores condiciones de vida.
“Nosotros no le ponemos mente a eso de la pandemia; es en lo último que uno piensa. Queremos sacar adelante a la familia”.
“Sabemos que (en el viaje) podemos perder, una mano, un pie o la vida. Uno va arriesgando todo y a saber si podremos pasar la frontera”, reconoció el joven migrante.
Amaya reveló que atendió una convocatoria que vio en redes sociales, divulgada por personas no identificadas.
“Vamos en busca del sueño americano, nadie nos detiene. Aquí o nos morimos de Covid-19 o nos morimos de hambre. Los gobiernos no hacen nada por generar empleo”, dijo por su parte Miguel Artiga, de 27 años, otro de los integrantes de la caravana.
*Con información de AFP