La agencia de salud de Brasil, Anvisa, confirmó la muerte de un voluntario que participó en el ensayo brasileño de la vacuna experimental contra el coronavirus (Covid-19) de la Universidad de Oxford y AstraZeneca.
La vacuna de Oxford/AstraZeneca se está probando en decenas de miles de voluntarios en todo el mundo.
Los ensayos, no obstante, fueron temporalmente suspendidos el mes pasado, después de que un voluntario en Gran Bretaña desarrollara una enfermedad. Las pruebas se reanudaron en la mayoría de lugares, excepto en Estados Unidos, donde permanece en espera.
Sobre el caso de Brasil, Anvisa no aclaró si el fallecido estaba en el grupo que recibió la vacuna o en el que fue inyectado con un placebo, y descartó divulgar más información por razones de privacidad médica.
Sin embargo, el Comité Internacional de Evaluación y Seguridad, que supervisa el ensayo, recomendó continuar con los ensayos.
Por separado, la Universidad Federal de Sao Paulo, que ayuda a coordinar los ensayos de fase 3 en el gigante sudamericano, confirmó que el voluntario era de nacionalidad brasileña.
Precipitación, un riesgo
En medio de la carrera mundial para hallar una vacuna contra el Covid-19, expertos advierten que la precipitación por desarrollarla podría suscitar una retahila de falsos anuncios y esperanzas frustradas, así como problemas de seguridad sanitaria.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) dio cuenta el 2 octubre de 42 proyectos de vacuna en el mundo que son objeto de ensayos clínicos en humanos.
Diez están en fase tres, la más avanzada, que implica a decenas de miles de voluntarios para probar su eficacia.
Sus fabricantes son, entre otros, la farmacéutica estadounidense Moderna, la alianza entre BioNTech/Pfizer, varios laboratorios chinos, la Universidad de Oxford junto a AstraZeneca y las autoridades rusas.
La OMS contabiliza, por otro lado, 151 proyectos de vacunas en fase preclínica.