Un sueño que parecía inalcanzable se hará realidad para el marchista Luis Ángel Sánchez, que se ha enfrentado a grandes adversidades, incluso a la cárcel, para cumplir el anhelo de estar en unos Juegos Olímpicos, y este jueves competirá en los 50 km en Tokio con los colores azul y blanco.
Tras sufrir la pérdida de dos familiares, haber estado preso y haber quedado fuera de Rio 2016, pese a haber conseguido su clasificación, Luis Ángel se “desmoronó” y afirma que solo su fe en Dios le permitió seguir adelante.
Hoy, a los 27 años, es uno de los ocho marchistas que representarán a Guatemala en el deporte que se ha convertido en auge en nuestro país después de la medalla de plata que ganó Erick Barrondo en Londres 2012.
Luis Ángel selló su pase en una prueba en Eslovaquia y nos cuenta cómo ha sido su camino hasta llegar aquí.
¿Cómo se siente cuando falta muy poco para competir?
Gracias a Dios me siento bien, quiero que sepan que estoy entrenando duro para representar dignamente a Guatemala.
¿Está listo?
Sí, la planificación de nuestro entrenador es muy buena. Su conocimiento y experiencia es una combinación que nos ha ayudado a obtener resultados.
¿Cómo ha sido la preparación psicológica?
Hemos tenido mucho apoyo del Comité Olímpico Guatemalteco. Nos han enviado a nutricionista, un doctor y un psicólogo que nos ha acompañado desde antes de conseguir la clasificación.
¿Cuáles serán los rivales de más cuidado en Tokio?
El rival a vencer es uno mismo, no tanto en lo físico como en lo psicológico. A veces se puede estar bien preparado, pero la mente falla. Siempre recuerdo un texto de la Biblia que dice que ‘uno prepara el caballo para la batalla, pero la victoria depende de Dios’.
¿Por qué eligió la marcha?
Desde pequeño iniciamos con mi hermana Mayra (Herrera) en la zona 18. Un profesor de educación física comenzó a entrenarnos y nos gustó. Por situaciones adversas dejé de entrenar, pero pude regresar después de un tiempo.
¿Qué hacía antes?
Estudiaba, estaba en cuarto Perito Contador cuando vino a Guatemala el entrenador Rigoberto Medina. Él llamó a mi hermana, ella me pidió que la acompañara y ahí empezó todo de nuevo.
¿Es difícil sobresalir en un lugar marcado por la violencia?
Sí, pero esta es una forma de demostrar que en la zona 18 no solo hay muertes ni delincuentes, también hay gente luchadora, pero a veces se margina a las personas por el lugar de donde vienen.
Se ha sabido sobreponer a los momentos difíciles…
Sí, estuve preso. Fue un error de la policía que me costó mucho de mi vida. Estuve en prisión durante 21 días, me detuvieron por un delito que no cometí. Llegaron a mi casa sin una orden de arresto, sin pruebas ni nada y me querían inculpar en un caso de homicidio en grado de tentativa. Hubo una investigación y al final la misma policía se contradecía. Lo único que puedo decir es que he sabido anteponerme a las adversidades, de la mano de Dios, no soy perfecto, pero trato de ser mejor cada día y ser un ejemplo.
¿Pensó en rendirse?
He pasado momentos difíciles, sufrí la muerte de dos familiares, estuve preso, me dejaron fuera de los Juegos Olímpicos de Rio. Incluso ahorita estaba cansado de luchar. Cuando hice la marca para Tokio era la última competencia que hacía si me iba mal, estaba cansado de que entrenaba bien y me iba mal. Eslovaquia sería mi última prueba, pero le dije a Dios que quería hacer las cosas bien y Él tenía preparada esa competencia. No me sentía apto para hacer la marca, pero Dios me dio las fuerzas, todo llega en el momento exacto, ese día marché bien, incluso me caí, pero al final llegué en buen tiempo.
¿Y cuál es la satisfacción más grande que le ha dado este deporte?
Haber logrado mi segunda clasificación a Juegos Olímpicos, también me clasifiqué a Rio 2016, pero quede fuera de la lista por decisión técnica.
¿Cómo ha influido el deporte en su vida?
Me ha enseñado a ser fuerte, me siento capaz de enfrentar cualquier adversidad que venga a mi vida. También me ha abierto puertas.
¿Quién ha sido su inspiración?
Mi hermana Mayra, porque conozco su vida y cómo ha luchado para salir adelante. Me hace creer que todo se puede lograr. Pero este triunfo, que es la clasificación, también es para mi familia que me ha apoyado en cualquier circunstancia.
¿Qué sentimiento le causa representar a todo un país?
Me siento orgulloso de pertenecer a un país luchador a pesar de tantas injusticias y me siento feliz por haber hecho la marca de acceso porque cada vez que un Guatemalteco toma una competencia los demás países saben que habrá pelea. Nuestro país ha tenido grandes generaciones de marchistas y lucharé por no defraudar.