Si alguien hizo vibrar a todo el país y nos hizo sentir orgullosos de ser guatemaltecos fue el badmintonista, Kevin Cordón, quien demostró, en Tokio, que los sueños si se pueden hacer realidad.
Hace poco más de un mes, el “Zurdo”, emocionó a los guatemaltecos con su gran actuación en los Juegos Olímpicos de Tokio, en el que terminó como cuarto mejor del mundo, posición que lo hizo acreedor a un diploma olímpico, reconocimiento que pocos atletas han alcanzado en Guatemala.
Solo Oswaldo Méndez (equitación), Heidy Juárez (taekwondo), Erick Barrondo (marcha) y Juan Ignacio Maegli (navegación a vela) poseen este tipo de reconocimiento en la historia del deporte guatemalteco.
Además, se convirtió en el primer latino en meterse a la lucha por las medallas en unos Juegos, escribiendo su nombre en la historia de este deporte en Latinoamérica.
“Uno entrena por alcanzar sus sueños y que se hagan realidad en unos Juegos Olímpicos es algo lindo. Viene a mi mente todo lo que he hecho y he dejado de hacer por cumplir mis sueños. Pero esto me compromete más porque obtuve un buen resultado, el ranquin mejoró y eso me dará la oportunidad de jugar mejores torneos a nivel mundial, además me obliga a ser mejor persona. Quiero transmitir estas cosas tan bonitas a los niños para que ellos realicen sus sueños”, le dijo Kevin Cordón a Emisoras Unidas días después de su gesta.
Además, recordó que el camino no ha sido fácil, pero ha estado lleno de satisfacciones: “Veintitrés años tuvieron que pasar para llegar a ser cuarto lugar del mundo. Todo empezó con una ilusión de niño, venirme a la capital y dejar a mi familia, pero ha valido la pena. Bien dicen que el camino del éxito no es de quien llega más rápido sino de quien es más constante. Han sido 23 años de camino constante. Después de los Juegos, lo que viví al volver a Guatemala, ver el cariño de la gente y el apoyo es algo que siempre llevaré en mi corazón”.
Su camino en Tokio
“El Zurdo” había derrotado al surcoreano Kwanghee Heo en cuartos de final, un jugador que había eliminado en octavos al ganar al favorito al oro y número uno del mundo, el japonés Kento Momota.
Antes, venció al holandés Mark Caljouw en octavos y en dieciseisavos se había impuesto al octavo jugador del ranquin mundial, Angus Ng Ka-long, de Hong Kong. El mexicano Lino Muñoz fue su primera víctima en la fase de grupos.
Sin embargo, no pudo en las semifinales ante el danés Viktor Axelsen, que finalmente se quedó con el oro y perdió frente al indonesio Anthony Sinisuka Ginting en el juego por el tercer lugar, para un total de seis partidos, cuatro victorias y dos derrotas.
“El que sostuve ante el representante de Hong Kong (Angus Ng Ka-long) porque estaba jugando con el número 8 del mundo, él era favorito. Haberle ganado abrió la puerta para todo lo demás, fue cuando me dije: ‘voy con todo, el que quiera ganarme tendrá sudar’ (sonríe). Fue el partido que marcó la diferencia, el más significativo”, recordó el zacapaneco.
Además, en Tokio, Kevin recibió un mensaje especial de parte del que se convirtió en el campeón, el danés Viktor Axelsen: “Gracias por ser fuente de inspiración para el resto del mundo, los demás se inspirarán en saber que las cosas se pueden lograr”.