El canciller de Guatemala, Mario Búcaro, se refirió a la invitación que le hizo Estados Unidos al país para participar en la Cumbre de las Américas y aseguró que esta se dio para demostrar que “somos una democracia”.
De acuerdo con el funcionario, se tomó en cuenta a Guatemala porque se considera que en la nación hay un gran compromiso con la rendición de cuentas.
En cuanto a la participación en la actividad, explicó que él acudirá y se analiza cómo estará integrada la comitiva que lo acompañará. Sin embargo, todavía se analiza si el presidente Alejandro Giammattei acudirá. También mencionó que no se tiene obligación de avisar si lo hará o no.
“No me van a invitar a la cumbre. De todos modos yo mandé a decir que no voy a ir”, sostuvo el gobernante días atrás.
Esto se dio luego que Estados Unidos, anfitrión de la cita, criticó la designación de la Fiscal General de Guatemala, Consuelo Porras, por cuatro años más, pese a que el Departamento de Estado la incluyó en una lista de “agentes corruptos”.
“Se lo dije y lo repito al embajador de esa nación [EEUU], que este país [Guatemala] podía ser de este tamaño [pequeño], pero que mientras yo fuera presidente, a este país se le respetaba y se le respeta la soberanía”, afirmó el mandatario.
#EUNacionales Días atrás, el gobernante guatemalteco aseguró que no acudiría a la Cumbre organizada por EE. UU.https://t.co/hHK0mWb5VS
— Emisoras Unidas (@EmisorasUnidas) May 23, 2022
Una Cumbre con múltiples ausencias
Amenazas de boicot, liderazgo cuestionado, resultados inciertos: la IX Cumbre de las Américas, que Estados Unidos acogerá en dos semanas por primera vez desde la cita inaugural de 1994, corre el riesgo de ser un fiasco, advierten analistas.
La reunión, prevista del 6 al 10 de junio en Los Ángeles, fue presentada por la diplomacia estadounidense como “el evento de máxima prioridad del presidente Joe Biden para la región”, después de que su antecesor, Donald Trump, no participara en el último encuentro hace cuatro años.
Pero la apuesta de Biden de construir con sus vecinos un futuro “sostenible, resiliente y equitativo”, y así contrarrestar la creciente influencia de China en la región, quedó opacada por la posibilidad de muchas sillas vacías.
“Un boicot de un gran grupo de líderes sería un ojo morado para Estados Unidos”, dijo a la AFP Benjamin Gedan, subdirector del Programa Latinoamericano del Wilson Center.
Pero la administración Biden, que desde enero ha señalado que el “compromiso con la democracia” sería “un factor clave de quién es invitado y quién no”, dijo que no esperaba la presencia de Cuba, ni de Nicaragua y Venezuela, dado que “no respetan” los principios de la Carta Democrática Interamericana vigente desde 2001.
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, replicó entonces, desatando la polémica: “Si no se invita a todos (…) no iría yo”.
Sus homólogos de Bolivia, Luis Arce; de Honduras, Xiomara Castro; y de Argentina, Alberto Fernández, así como líderes de la Comunidad del Caribe (CARICOM), que reúne a 14 países, también pusieron en duda su participación. Chile no condicionó su asistencia, pero pidió una convocatoria “lo más amplia posible”.
* Con información de Samanta Guerrero, Emisoras Unidas 89.7