Hace tres años, el primer caso de Covid-19 fue identificado en China, punto de arranque de una enfermedad que trastornó a la humanidad por completo, y que ahora debe servir de lección al mundo para prepararse para la próxima pandemia, según los expertos.
Sin embargo, William Rodriguez, responsable de Find, una fundación bajo la supervisión de la ONU cuyo objetivo es mejorar el acceso a los tests de diagnóstico en todo el mundo, advierte que “no nos estamos moviendo lo suficiente para estar listos”. Los tests, especialmente los que se pueden hacer en casa, son esenciales para frenar la difusión de una enfermedad. Otros dispositivos son la identificación de los virus o bacterias que podrían provocar la próxima pandemia, el descubrimiento de vacunas o tratamientos de urgencia o la producción y distribución de esos productos.
Los países miembros de la Organización Mundial de la Salud (OMS) empezaron las negociaciones internacionales para luchar contra las futuras pandemias. Por su parte, el Banco Mundial creó un fondo específico, alimentado por los países del G20 (del orden de 1 mil 600 millones de dólares hasta la fecha).
Las iniciativas son también privadas. En Australia, el magnate Geoffrey Cumming consagró 170 millones de dólares para financiar un centro de investigaciones dirigido por la infectóloga Sharon Lewin. Ese equipo se centrará en desarrollar tecnologías que puedan servir de base para tratamientos rápidamente adaptables contra nuevos patógenos.
El modelo son las vacunas de ARN mensajero que se desarrollaron contra el Covid-19. El centro australiano debería estar listo en unos seis meses, anunció Sharon Lewin a la AFP. El objetivo es saber responder de forma urgente a un patógeno desconocido. Pero la anticipación pasa también por la identificación de los riesgos conocidos.
La OMS trabaja en una actualización de su lista de microbios bajo vigilancia. Además de la gripe, los coronavirus en general, y el virus del Ébola y el Zika, altamente peligrosos. “Solamente unas mutaciones de cada uno de esos virus” bastan para multiplicar su propagación, advierte la epidemióloga Jennifer Nuzzo, de la universidad de Brown en EE. UU. Otros patógenos bajo estrecha vigilancia son los arenavirus o los paramixovirus, a los que pertenecen el sarampión y las paperas, o el virus Marburg.
Acceso a vacunas: clave
Pero los expertos y activistas temen, ante todo, una falta de voluntad política, por ejemplo, con la financiación. La organización CEPI, cofundada por varios países y la fundación Bill y Melinda Gates para enfrentar las epidemias, busca 800 millones de dólares para preparar un plan de respuesta en cinco años.
Y luego está la espinosa cuestión del acceso a las vacunas, empezando por los países más pobres. “Para mi, la tragedia del Covid-19 habrá sido la distribución desigual de las vacunas, incluso cuando ya eran accesibles”, declara Nuzzo. Los expertos coinciden: si no hay un acceso rápido y barato a las vacunas en América Latina, África o Asia, no se podrá responder adecuadamente a la próxima crisis. Pero las discusiones en torno a las patentes en el seno de la OMS son “extremadamente preocupantes”, estima Mohga Kamal-Yanni, representante de la oenegé People’s Vaccine Alliance.
*Con información de AFP