El día de la muerte de Matthew Perry, su asistente personal le administró la primera inyección de ketamina de la mañana sobre las 8:30 a. m. Unas cuatro horas después, mientras Perry veía una película en su casa de Los Ángeles, le puso otra inyección.
Solo unos 40 minutos después, Perry quiso otra dosis, según recordó el asistente, Kenneth Iwamasa, en el acuerdo de culpabilidad que firmó.
“Inyéctame una grande”, le dijo Perry a Iwamasa, según el acuerdo, y le pidió que le preparara su jacuzzi.
Iwamasa llenó una jeringa con ketamina, le administró una tercera dosis a su jefe y salió de casa para hacer unos mandados. Según los documentos judiciales. Cuando regresó, encontró a Perry boca abajo en el agua, muerto.
Iwamasa era una de las cinco personas que, según dijeron esta semana las autoridades de California, fueron acusadas de conspiración para distribuir ketamina, un potente anestésico, a Perry. Entre los acusados también había dos médicos, una mujer acusada de ser la distribuidora y un conocido que se declaró culpable de actuar como intermediario.
Matthew comenzó a colapsar al momento de quedarse solo en el jacuzzi, pues su cuerpo empezó a sufrir una fuerte baja de temperatura al grado de congelarse. El actor no poder moverse, es decir, el actor falleció inmovilizado por el abuso de ketamina.
Lo que gastó Matthew Perry en ketamina…
Además, se dio a conocer que Perry gastó hasta 55 mil dólares mensuales en conseguir más dosis de lo que le habían enviado. Es decir, invirtió más medio millón de quetzales en dicha droga, según datos del The New York Times.
El asistente de Perry puntualizó a las autoridades que suministró el medicamento sin entrenamiento desde hacía 1 mes antes de la muerte del actor.
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Hasta el momento ya se han arrestado a varias personas por motivo de la muerte del actor.