En la antesala de la final de la Copa del Rey entre el FC Barcelona y el Real Madrid, el árbitro vasco Ricardo De Burgos Bengoechea rompió el silencio y, entre lágrimas, denunció la presión que están sufriendo los colegiados españoles debido a la constante campaña mediática de Real Madrid Televisión. En una emotiva rueda de prensa celebrada en el Estadio La Cartuja de Sevilla, el colegiado expresó su preocupación por el impacto personal y familiar de estos ataques, asegurando que muchos árbitros deben explicar a sus hijos que no son "ladrones", como se les acusa en algunos medios.
"Cuando un niño llega al colegio y escucha que su padre es un ladrón, es muy jodido", lamentó De Burgos visiblemente afectado. "He tenido que decirle a mi hijo que su padre puede equivocarse, pero es una persona honrada. No hay derecho a lo que estamos pasando", añadió, conmoviendo a la sala de prensa. Sus declaraciones no solo reflejan un sentir individual, sino una preocupación generalizada dentro del colectivo arbitral, que siente que la campaña del club blanco está traspasando los límites de la crítica deportiva.
La presión del Real Madrid
El árbitro bilbaíno, que dirigirá el Clásico copero, destacó también que los ataques no solo afectan a los árbitros de Primera División, sino a toda la estructura del arbitraje en España, incluyendo a las categorías inferiores. "Muchas familias dependen de esto, sobre todo en el fútbol base. Que cada uno haga una reflexión", pidió, en un llamado claro a la responsabilidad de los actores del fútbol, incluyendo medios de comunicación y clubes.
De Burgos también quiso reconocer el respaldo que han recibido por parte del Comité Técnico de Árbitros, encabezado por Luis Medina Cantalejo, a quien calificó como su "padre arbitral". En un mensaje de unidad, aseguró que toda la plantilla arbitral va "a muerte" con él. Estas palabras evidencian una cohesión interna frente a lo que consideran una campaña injusta y peligrosa para su integridad profesional y personal.
En relación con la final que le enfrentará a los dos gigantes del fútbol español, el árbitro vizcaíno reconoció la presión que conlleva dirigir un partido de tal envergadura. "Es el partido más importante de la temporada. Se encara con la preocupación de hacerlo bien para no defraudar a quienes te han designado", afirmó. Pese a todo, se mostró ilusionado por arbitrar en una ciudad como Sevilla, "que respira fútbol con dos aficiones increíbles".
Finalmente, De Burgos admitió que es consciente de que en un Clásico como este surgirán jugadas polémicas y situaciones complicadas de juzgar. "Tiene todos los condicionantes para ser un partido bonito, pero también puede haber jugadas interpretables por la velocidad y calidad de los futbolistas. El reto es grande, pero estamos preparados", concluyó. Su testimonio deja claro que el arbitraje español atraviesa momentos de tensión, pero también de dignidad y unidad frente a los ataques externos.
