David Coote, exárbitro de la Premier League, ha vivido un giro drástico en su vida profesional y personal. A sus 42 años, tras una serie de polémicas que culminaron con su despido y una suspensión de 16 meses por parte de la UEFA, ha decidido reencaminar su rumbo. Su carrera como colegiado llegó a su fin luego de una serie de escándalos, incluyendo insultos xenófobos hacia Jürgen Klopp, ser captado en video esnifando una sustancia blanca durante la Eurocopa y organizar una presunta "fiesta de drogas" mientras se disputaba un partido oficial. La UEFA consideró estos actos como una grave violación de las normas de conducta y un desprestigio para el fútbol europeo.
Actualmente, Coote trabaja como repartidor de paquetes para la empresa de mensajería Evri, en las cercanías de su hogar en Newark, Nottinghamshire. El tabloide británico The Sun fue el primero en captar imágenes del exárbitro en su nuevo empleo, lo que despertó tanto sorpresa como respeto en algunos sectores. En declaraciones recogidas por el Daily Mail, Coote afirmó: "Sólo intento ganarme la vida honradamente. Quiero seguir adelante con mi vida. Intento avanzar y recuperar la responsabilidad. El trabajo me mantiene ocupado, no es una nueva carrera a largo plazo".
La nueva vida de David Coote
Lejos del arbitraje y de los focos del fútbol profesional, David Coote ha comenzado a priorizar aspectos personales que antes, quizás, quedaron relegados. Ha enfocado su energía en el deporte aficionado y recientemente completó el Maratón Rob Burrow de Leeds, una prueba de su interés por mantenerse activo y saludable. Asimismo, ha manifestado que su principal objetivo es pasar más tiempo con amigos y familiares, lo que considera fundamental para su proceso de reconstrucción personal.
Un amigo cercano, en declaraciones a medios británicos, lo resumió así: "David Coote es un gran chico que perdió su carrera por estupidez, como él mismo reconoce. Quizás vuelva al fútbol en algún momento, y el fútbol sin duda necesita expertos como él. Hasta entonces, obviamente, tiene que pagar las cuentas". Aunque su futuro en el fútbol es incierto, la historia de Coote refleja una valiosa lección sobre las consecuencias de los errores, la posibilidad de redención y la dignidad del trabajo honesto, sea cual sea el contexto.



