“En las fincas hay muchas serpientes y son peligrosas. Santo Tomás nos protege cuando trabajamos en el campo, por eso bailamos con ellas”, dice Sebastián Tolchan frente a medio centenar de hombres disfrazados de “mexicanos” con serpientes en el cuello durante una danza colonial.
En el departamento de Quiché, durante la feria patronal en honor a Santo Tomás que se desarrolla del 5 al 23 de diciembre. La comunidad, que es en su mayoría de etnia Cakchiquel, celebra esta fiesta desde hace más de 150 años.
El guía espiritual maya Sebastián Tolchan describe los días de fiesta como de mucho color, tradición y agradecimiento: a Dios y a la Madre Tierra. Una de las danzas más tradicionales y llamativas es el Baile de los Mexicanos, en donde casi medio centenar de hombres se disfraza de “charros” con trajes de colores brillantes, sombreros y máscaras.
En las calles del municipio escenifican una fiesta en una cantina donde el jefe de los mexicanos baila con su esposa al ritmo de una marimba. En el medio del baile, los hombres sacan serpientes vivas de una bolsa y bailan con ellas en las manos o alrededor del cuello.
Los animales, explica el líder, representan los peligros en las fincas de la Costa Sur de Guatemala, donde muchos pobladores de Chichicastenango van a trabajar por épocas. “Nosotros pedimos a la madre tierra las serpientes y estas vienen a nuestras casas durante el año”, menciona el guía espiritual maya.
El baile de mexicanos toma ese nombre por la relación que tenían los pobladores de Chichicastenango con los trabajadores que migraban de México a las costas de Guatemala durante la época de la cosecha.
“En esos tiempos los mexicanos mostraban su cultura a los pobladores y los ayudaban con los trabajos del campo, en honor a esto en la feria se adoptó su forma de vestir y nombre para la danza”, reflexiona Sebastián.
Durante época de calor en las cosechas abundaban las serpientes venenosas y este era un peligro latente para los trabajadores, todas las mañanas rezaban a Santo Tomás por protección en el trabajo. Con el tiempo el rito de pedir protección contra los reptiles se unió con la danza de los mexicanos.
Por esto se cargan serpientes no venenosas, boa constrictor o mazacuatas como se les conoce en Guatemala, para representar la protección de Santo Tomás a los trabajadores en los campos.
Este año fueron 18 serpientes las que se les entregaron a los danzantes, quienes las pasean por su cuerpo con confianza como signo de la creencia en la protección de su santo patrono.
Según Tolchan, las serpientes saben que día se realizará la danza y cambian de piel unos días antes de la presentación, “las serpientes enviadas por la Madre Tierra también honran al patrono, las 18 serpientes cambiaron de piel justo hace dos días”, aseguró.
Es probable que la vinculación de Santo Tomás con las serpientes venga de los relatos del diálogo del conquistador español Hernán Cortés con la indígena mexica Malinali, a la que interpretó que la profecía del retorno de la serpiente emplumada, Quetzalcóatl, sería en realidad la vuelta del santo para predicar el cristianismo.
Otras actividades que se realizan durante las festividades de la feria son las danzas de los moros y el baile del Torito, también de origen colonial. También se baila la danza del Palo Volador en los últimos días de fiesta.
Durante estas fechas, el municipio se convierte en un punto de visita impulsado por el Instituto Guatemalteco de Turismo.