Expertos y miembros de los pueblos originarios de Guatemala participan desde hoy en un congreso que tiene como objetivo analizar las formas contemporáneas de reproducción del racismo contra los pueblos indígenas.
Este evento, que está organizado por el Instituto de Estudios Interétnicos (IDEI) de la Universidad de San Carlos de Guatemala y que concluye mañana, tiene como propósito crear espacios para pensar, analizar y dialogar sobre las formas contemporáneas que producen el “racismo colonial blanco-criollo-ladino-mestizo”.
Esto para generar mecanismos analíticos, políticos y artísticos para poner fin a la reproducción del racismo y para romper con el lugar que la historia colonial ha otorgado a los Pueblos Indígenas.
Racismo en Guatemala
Juana Sales, coordinadora general del Movimiento de Mujeres Indígenas Tzununija, destacó que este evento pone sobre la mesa la discusión de las lógicas del racismo en Guatemala, un país “donde el Estado (las) ha usado para someter”.
“Lo que buscamos es involucrar a más personas”, proclamó durante la inauguración, y añadió que es un problema histórico que se ha utilizado como herramienta por parte del poder y la clase dominante.
Por su parte, el director del Instituto de Estudios Interétnicos de la Universidad de San Carlos de Guatemala, Edgar Esquit, agregó que el racismo destruye las relaciones sociales e impide la construcción de una sociedad estable.
Procesos académicos y políticos
En este sentido, aseguró que una discusión como esta aporta a los procesos académicos y políticos para solucionar los problemas que enfrentan los indígenas y la sociedad en general.
Guatemala es un país multicultural y plurilingüe compuesto de cuatro grandes culturas: Maya, Xinca, Garífuna y ladina (mestiza), y en su territorio conviven 25 comunidades lingüísticas.
Según datos facilitados por Naciones Unidas, se calcula que en la actualidad existen unos 370 millones de personas de diferentes comunidades indígenas repartidos por noventa países alrededor del mundo.
En Guatemala, la población indígena conforma aproximadamente la mitad y se concentra en Totonicapán (98.3 por ciento), Sololá (96.4), Alta Verapaz (92.9), Quiché (88.8), Chimaltenango (79) y Huehuetenango (65.1 por ciento).