No hay mucho en lo que todos puedan estar de acuerdo, pero una cosa que une al mundo es nuestro amor y admiración por el Sr. Fred Rogers. Parte de lo que hizo que el icónico anfitrión de “Mister Rogers ‘Neighborhood” fuera tan maravillosamente cálido fue su capacidad inigualable para conectarse con sus televidentes. Como recordarán, sus televidentes eran un grupo distinto: niños muy pequeños. ¿Cómo lo hizo?
Los cerebros de los niños son esponjas, que absorben toda la información a su alrededor para ayudarlos a aprender sobre el mundo. No hace falta decir que las formas en que te comunicas con los niños pueden tener un impacto mayor de lo que puedas imaginar. ¿Cómo lo haces bien? Mira al Sr. Rogers, por supuesto. En 1977, aproximadamente una década después de la presentación del programa, los escritores del programa del Sr. Rogers Arthur Greenwald y Barry Head seleccionaron el enfoque calculado de Fred para comunicarse con los niños. Denominaron su estilo único “Freddish”.
Pero no solo hablaron de eso. Greenwald y Head elaboraron un manual ilustrado que establece cómo hablar en Freddish. “Hablemos de Freddish” fue una pequeña parodia amorosa que describió el extremo cuidado que el Sr. Rogers exigió por sus guiones. “Lo que Fred entendió y fue muy directo y articulado fue que la vida interior de los niños era muy grave para ellos”, dijo Greenwald a The Atlantic.
Pasos 1-9:
Según el folleto, la guía de Rogers para hablar con los niños es la siguiente:
1. Indique la idea que desea expresar de la manera más clara posible, y en términos que los preescolares puedan entender. Ejemplo: “Es peligroso jugar en la calle”.
2. Reformule de manera positiva. Como en “Es bueno jugar donde es seguro”.
3. Reformule la idea, teniendo en cuenta que los preescolares aún no pueden hacer distinciones sutiles y deben ser redirigidos a las autoridades en las que confían. Como en, “Pregúntales a tus padres dónde es seguro jugar”.
4. Reformule su idea para eliminar todos los elementos que puedan considerarse prescriptivos, directivos o instructivos. En el ejemplo, eso significaría deshacerse de “preguntar”: “Tus padres te dirán dónde es seguro jugar”.
5. Reformule cualquier elemento que sugiera certeza. “Tus padres pueden decirte dónde es seguro jugar”.
6. Reformule su idea para eliminar cualquier elemento que no se aplique a todos los niños. No todos los niños conocen a sus padres, entonces: “Tus adultos favoritos pueden decirte dónde es seguro jugar”.
7. Agregue una idea motivacional simple que les dé a los preescolares una razón para seguir sus consejos. Quizás: “Tus adultos favoritos pueden decirte dónde es seguro jugar. Es bueno escucharlos”.
8. Reformule su nueva declaración, repitiendo el primer paso. “Bueno” representa un juicio de valor, entonces: “Tus adultos favoritos pueden decirte dónde es seguro jugar. Es importante tratar de escucharlos”.
9. Reformule su idea por última vez, relacionándola con alguna fase de desarrollo que un niño en edad preescolar pueda comprender. Con este noveno paso, “Es peligroso jugar en la calle” finalmente se convierte en “Tus adultos favoritos pueden decirte dónde es seguro jugar. Es importante tratar de escucharlos, y escuchar es una parte importante de crecer “.
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