Entre velas, flores y ceremonias con licor, decenas de guatemaltecos pedían este miércoles protección contra el coronavirus a San Simón, un venerado santo popular en el poblado indígena de San Andrés Itzapa, en el oeste de Guatemala.
San Simón, resultado del sincretismo religioso, es considerado milagroso para asuntos de dinero, amor y salud, afirman sus fieles, quienes al celebrar su fiesta anual este 28 de octubre también le rogaban por el fin de la pandemia de covid-19 que ha golpeado al país.
Hacen peticiones
“Vengo a agradecerle (a San Simón) por curar a mi mamá de coronavirus y guardar a mi familia de ese mal”, dijo a la AFP Claudia Argueta en el templo del santo de sombrero y saco oscuros, sentado en un altar rodeado de billetes, cigarros y botellas de licor.
El templo luce tranquilo y los devotos llegan a cuentagotas debido a la pandemia, una situación que contrasta con años anteriores cuando el recinto era abarrotado y grupos musicales con estridentes melodías amenizaban la fiesta en este municipio maya, 30 km al oeste de Ciudad de Guatemala.
“Le estamos pidiendo a él que pueda protegernos a todos y que se termine este virus. Él puede hacerlo porque él es muy poderoso y milagroso”, agregó María Bolaños, de 47 años, quien labora como guía espiritual en el santuario, donde las paredes están tapizadas de pequeñas placas de agradecimiento por los “favores concedidos”.
“Se le ha hecho petición a Monchito”, como le llaman cariñosamente sus fieles, “para que nos cuide y nos libre de esta pandemia”, detalló Bolaños, protegida con una mascarilla.
Guatemala, con cerca de 17 millones de habitantes, es uno de los países centroamericanos más afectados por covid-19 con más de 106.000 casos y 3.682 muertos. Pese a la advertencia de una segunda ola de contagios, el gobierno ha descartado imponer restricciones de movilidad y toques de queda como los aplicados entre marzo e inicios de octubre.
San Simón no es reconocido por la Iglesia católica pero atrae a devotos de todas las clases sociales del país y del extranjero. Frente a su altar suelen pasar narcotraficantes, pandilleros y prostitutas pues el santo “es justo” y “no discrimina”, de acuerdo con las afirmaciones de sus seguidores.
Migrantes que emprenden el peligroso viaje sin documentos a Estados Unidos también se encomiendan a San Simón para alcanzar el “sueño americano”.