Atrincherado en la Casa Blanca, el presidente Donald Trump sigue afirmando que ganó las elecciones en Estados Unidos y ha bloqueado el proceso de transición con su rival demócrata, Joe Biden.
“¡Ganaremos!”, tuiteó Trump el martes, una semana después de los comicios en el país norteamericano. “Estamos progresando mucho. Los resultados comienzan a llegar la próxima semana. ¡Hagamos a Estados Unidos grande otra vez!”, agregó.
WE WILL WIN!
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) November 10, 2020
WE ARE MAKING BIG PROGRESS. RESULTS START TO COME IN NEXT WEEK. MAKE AMERICA GREAT AGAIN!
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) November 10, 2020
En una decisión sin precedentes en un presidente estadounidense, Trump está disputando una elección perdida, negándose a ceder ante su oponente y presentando impugnaciones judiciales sin pruebas significativas.
Varios pleitos fueron desestimados casi de inmediato, y el resto no tiene prácticamente ninguna posibilidad de anular las victorias, magras pero convincentes, de Biden en varios estados.
Lejos de los reflectores
Desde la jornada electoral, Trump se ha alejado de los reflectores, haciendo pocas apariciones públicas y parece haber dejado de lado los deberes presidenciales.
Sus únicas actividades conocidas fuera de la Casa Blanca fueron salir a jugar golf el fin de semana, después de que Biden fuera declarado ganador.
Las reuniones confidenciales de inteligencia, de rutina para un presidente, han estado fuera de la agenda diaria. Sus conferencias de prensa, entrevistas o sesiones improvisadas de preguntas y respuestas con periodistas en la Casa Blanca, que alguna vez fueron casi diarias, también desaparecieron.
En lugar de eso, Trump ha pasado gran parte de su tiempo tuiteando, principalmente sobre sus afirmaciones de que le robaron la elección.
Bloquea transición
Hace exactamente cuatro años, Trump acababa de obtener su victoria sobre Hillary Clinton y recorría la Casa Blanca por primera vez, como invitado del saliente presidente demócrata, Barack Obama.
Esa cortesía hacia los presidentes electos es una vieja tradición, que destaca el respeto casi sagrado de la nación por la transferencia pacífica del poder.
Trump, quien asumió el cargo con la promesa de cambiar las instituciones y lo que llamó “un Estado profundo” que según él opera en las sombras, ahora está rompiendo otra costumbre muy arraigada.
No solo no ha invitado a Biden a la Oficina Oval, sino que está bloqueando el acceso del demócrata a las instalaciones y la financiación, previstas por ley, para ayudar al líder entrante a interiorizarse del gobierno.
Estos recursos y fondos para la transición están controlados por la directora de la Administración de Servicios Generales, Emily Murphy, quien fue nombrada por Trump.
En tanto, Biden, quien ganó con un número récord de votos, pero reconoce que casi la mitad del electorado respaldó a Trump, parece estar optando por ignorar el caos.
*Con información de AFP