La cantante mexicana Yuri habló sobre los momentos difíciles de su vida, entre ellos un intento de suicidio, los excesos en su carrera y cuando le apuntó a sus padres con una pistola. La artista confesó que pese a que ya había logrado el éxito en diferentes partes del mundo, ganaba mucho dinero, tenía varias propiedades y cumplía algunas de sus excentricidades, llegó un momento en el que empezó a sentirse sola.
“Me liberé. Dije ‘Me libero, me vale, hago lo que quiero, me meto con quien quiero. Nunca me metí droga… Pero lo mío, lo mío, como buena jarocha, me gustaban los hombres. Me gustaba el sexo, no fui ninfómana, pero yo creo que si Dios no hubiera llegado a mi vida, me voy para allá”, dijo Yuri en una entrevista con el periodista Jorge Ramos.
Agregó: “Yo tenía todo. Dinero, siete autos, tantas casas, viajaba en jet privado, tenía mi yate. Todo. Ganaba demasiado bien. Pero bueno, aquí está la realidad, llegas a tu habitación y sola”. Cuando tenía 30 años ese sentimiento de soledad se intensificó y la artista intentó quitarse la vida:
“Me quise suicidar, porque me sentía sola, porque tenía depresiones, porque me tomaba muchas pastillas: para comer, para no comer, para adelgazar, para no adelgazar. No me metía para drogarme, no”, confesó. La intérprete de la “Maldita primavera” expresó que Dios le salvó la vida.
Su camino al cristianismo
“Escuché una voz que decía: ‘tienes a todos a tus pies, pero ve, estás sola. No te llevas con tus papás, pasas navidades borracha, esa no es vida’. Agarré fuerzas y cuando iba yo (corriendo), eran segundos, escucho otra voz que me dice ‘No lo hagas, porque si tú lo haces, no vas a tener paz y no vas a venir conmigo’. Automáticamente, supe que era Dios”.
Este encuentro con Dios fue decisivo en su vida y desde ese momento inició su camino en el cristianismo. “Caí de rodillas y pedí perdón… Ahí le pedí perdón a Dios y lo reté. Lo reté y le dije “Si tu existes, como dicen que existes, sálvame”.
La mexicana contó el momento en que le apuntó a sus padres con una pistola. Dijo que los dos peleaban mucho y que pudo haber ocurrido una desgracia en tal momento.
“Cuando yo era chiquita, tendría como seis o siete años, mis papás peleaban mucho. Entonces, yo sabía dónde guardaba mi papá una pistola que le habían prestado y la agarré. Era una automática, pudo haber pasado una desgracia. Yo recuerdo que llegué a la cocina donde ellos estaban peleando y les dije ‘Por favor, ya no peleen. No me gusta verlos pelear’”, contó.
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