El 15 de abril de este 2022 se cumplió un siglo y una década del más famoso naufragio de la historia. De acuerdo al informe final del Senado estadounidense, murieron 1.517 personas y sobrevivieron 706 de los 2.223 pasajeros y tripulantes. Ahora se ha vuelto nuevamente viral el testimonio de una de las sobrevivientes que en ese momento tenía 7 años.
El 10 de abril de 1912, el Titanic partió por primera y última vez hacia mar abierto desde el puerto de Southampton, en el sur de Inglaterra, con destino a Nueva York, Estados Unidos. A bordo había 2.223 personas. Un total de 285 pasajeros viajaban en segunda clase. Entre ellos, una niña de 7 años llamada Eva Miriam Hart, su madre Esther y su padre Benjamin.
Eva dormía de día y pasaba las noches en vela, según dicen porque su madre estaba muy nerviosa y tenía miedo. En la carta que Esther le escribió a su mamá -la abuela de Eva- le habló maravillas de la niña. No obstante, en un párrafo no pudo evitar que sus nervios salieran a la luz: “No ha habido ninguna tempestad, pero Dios sabe cómo será cuando ocurra. Veo una enorme extensión de mar, no hay tierra a la vista. El barco se mece de lado a lado. Es maravilloso, aunque dicen que este barco no debería mecerse debido a su tamaño…”.
El Titanic no pudo evitar totalmente a un enorme iceberg, el cual perforó 5 de los 16 compartimentos “supuestamente herméticos” y “diseñados para retener el agua en caso de rotura del casco”. Cuando llamaron a Joseph Bell, ingeniero jefe del monumental barco, este advirtió que el “insumergible” sólo estaría a flote en las gélidas aguas del Atlántico Norte entre dos y tres horas.
El relato
Eva Hart tenía 7 años cuando embarcó en el Titanic y 91 cuando murió, en 1996. Fue la última superviviente con recuerdos de la tragedia. Esa noche su padre la tapó con una manta, la tomó en brazos y la llevó a cubierta, donde ella y su madre se subieron al bote de madera número 14.
A su edad, Eva grabó todo lo que ocurrió. Entre gritos, violencia y descontrol, cuando el bote comenzó a alejarse del Titanic vio cómo el quinto oficial del buque, Harold Lowe, comenzó a disparar al aire para evitar que un grupo de hombres se subieran desde la cubierta.
Durante una entrevista en 1993, Eva realizó el relato más escalofriante del hundimiento, aquel que la marcó para el resto de su vida. “Mi padre nos hizo subir a un bote. Me dijo que fuese una buena chica y que no soltara la mano de mi madre: en ese momento me di cuenta de que él no venía con nosotros y de que no volvería a verlo”, comentó.
Eva recordaba que la orquesta estaba tocando el himno Cerca de ti, Señor. Eran los momentos finales del Titanic. “Vi hundirse ese barco. No cerré los ojos. No me dormí. Lo vi, lo escuché, nunca podría olvidarlo. Puedo recordar los colores, los sonidos, todo… Lo peor que puedo recordar son los gritos…”
“Luego, parecía como si una vez que todos se hubieran ido, ahogados, el mundo entero se detuviera. No había nada. Sólo ese silencio terrible y mortal en la noche oscura, con las estrellas en lo alto…”, agregó.
Luego de ser rescatadas por el Carpathia, Eva y su madre regresaron a Gran Bretaña. Ella misma narró que por años tuvo pesadillas de aquella noche. Falleció en 1996 a los 91 años, siendo una de las últimas supervivientes del Titanic en morir.
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