En el ámbito del fútbol, la alarma ha sonado con fuerza debido al significativo aumento de lesiones de ligamento cruzado anterior en los últimos tiempos. El doctor Pedro Ripoll, especialista en Cirugía Ortopédica y Traumatología, advierte sobre un incremento del 20 al 30% en comparación con la temporada anterior. Este preocupante panorama ha llevado a expertos como Ripoll y el médico Iñaki Mediavilla a explorar las posibles razones detrás de este fenómeno.
La temporada 21/22 registró siete lesiones de ligamento cruzado, pero en la siguiente, la 22/23, se duplicó alcanzando trece, y apenas en el mes de agosto de la temporada actual ya se contabilizaban ocho casos. Este aumento exponencial ha despertado la inquietud en la comunidad médica y deportiva, generando la necesidad de analizar detenidamente las posibles causas.
📻 ↘️ 5' de puro aprendizaje con el doctor Ripoll en @ElLarguero
📈 El aumento de las lesiones de ligamento cruzado en @LaLiga: Alaba ha sido el último ❌
😱 😥 "Llevamos 9 y si sigue la progresión serían 24, pulverizando cualquier récord con más del doble" pic.twitter.com/bpkxt16FGl
— El Larguero (@ellarguero) December 18, 2023
¿Qué deriva el problema de ligamentos cruzados?
Uno de los factores destacados es la exposición de los futbolistas a un mayor número de partidos y horas de entrenamiento de alto nivel. La carga de minutos semanales, agravada por la nueva normativa de partidos de 100 minutos, plantea un riesgo significativo para la salud de los jugadores. Pedro Ripoll advierte que los grandes equipos no pueden afrontar 300 minutos a la semana, instando a establecer límites que protejan a los deportistas.
El problema se torna complejo al considerar la falta de entrenamientos individualizados de protección, en contraste con deportes como el fútbol americano, donde cada jugador sigue un programa específico. Además, la desestructuración de las pretemporadas, ahora más intensas y deslocalizadas, juega un papel crucial en la pérdida del efecto protector del entrenamiento.
Un aspecto crucial en la ecuación es la propiocepción, la capacidad del cuerpo para coordinar movimientos y proteger las articulaciones. La falta de entrenamiento en este aspecto contribuye significativamente a las lesiones de ligamento cruzado, siendo los periodos álgidos de primavera y pretemporada los más críticos.
Los médicos también subrayan la importancia de considerar la diversidad en la fisonomía de los jugadores, ya que las variaciones individuales en la estructura ósea pueden influir en el riesgo de lesiones. Asimismo, la calidad de los terrenos de juego y el calzado adecuado son elementos esenciales que deben abordarse para minimizar el peligro.
En cuanto a las soluciones propuestas, se destaca la necesidad de reestructurar las plantillas, abandonar la era de alineaciones predecibles y hacer un uso estratégico de los cambios durante los partidos, considerando factores físicos además de tácticos. La implementación de entrenamientos personalizados basados en historiales lesionales y la introducción de pruebas dinámicas para evaluar la condición de las articulaciones son medidas cruciales.
La recuperación de lesiones de ligamento cruzado plantea un dilema entre la salud y los intereses profesionales y económicos. Los médicos advierten que la reincorporación prematura al campo, aunque pueda ser celebrada desde un punto de vista deportivo, puede tener consecuencias a largo plazo para la salud de los deportistas.